Los planes de ajuste de las comunidades autónomas logran un suficiente raspado. Ninguna será intervenida si los cumple, pero todas necesitan subir la nota y cumplir con lo que dicen sobre el papel. Eso es lo que les dará el verdadero aprobado, con la dificultad añadida de que el ejercicio presupuestario está ya muy avanzado y deben concluir las reformas para no sobrepasar el 1,5% de déficit que se establece para las autonomías. En las actuales circunstancias no hay opción para las desviaciones. Además Hacienda cuenta ahora con un mecanismo sancionador y la posibilidad de intervenir para evitar el incumplimiento. Las autonomías saben que el déficit excesivo de una destroza el resultado del conjunto. Esa es su responsabilidad.