Corremos el peligro de caer en un debate falso si seguimos empeñados en enfrentar austeridad y crecimiento. Son palabras de la directora del FMI sobre las que conviene reflexionar después de que se hayan producido importantes movimientos en el tablero político europeo. Algunos preocupantes: el resultado de las elecciones griegas no contribuye a clarificar la situación de ese país, que tendrá grandes dificultades para constituir un Gobierno que cumpla los compromisos adquiridos. Otras alentadoras: Francia y Alemania mueven ficha y, mientras Hollande manifiesta que su compromiso con el crecimiento no está reñido con la austeridad, Merkel le tiende la mano que hasta hace poco le negaba.
Estos gestos, junto al anuncio de Bruselas de abrir la puerta a España para que cumpla su objetivo presupuestario con un poco más de holgura, hicieron vivir ayer una jornada de cierta euforia en las bolsas. Aun así el panorama está todavía plagado de riesgos y los problemas aún sin resolver. Por ello es importante centrar el debate y saber qué le corresponde hacer a cada uno. Bruselas dispone de 150.000 millones de euros para impulsar la inversión, aunque una parte exige cofinanciación de los países. Los Estados deben resolver los problemas del sector financiero e inmobiliario. En España hay que completar las reformas. No obstante, este esfuerzo será baldío si el BCE no insufla más liquidez y se implantan los eurobonos. Esto exige claridad, decisión y coordinación de todos los actores sin caer en falsos debates.
