Renfe Operadora tiene que lavar la cara a su negocio de una vez por todas. De nada le servirá parchear el segmento de media distancia que no sea rentable si en la larga distancia sigue teniendo una asignatura pendiente muy peligrosa: un tercio de las líneas no superan los 250 pasajeros al día. Fomento sabe que suprimir las peores rutas no es electoral, pero es una solución necesaria.
Y más teniendo la opción de poder cambiar el tren por concesiones de autobuses, igual de cómodas e incluso más baratas que el ferrocarril en muchas ocasiones. Como se dice en el argot del sector, Renfe debe de dejar de "pasear hierros por la vía" y comenzar a ser rentable por sí misma. El Estado no la puede ayudar, ni mantener servicios que no se usan.