Editoriales

Editorial: Presupuestos y reformas para salir del círculo vicioso de la economía

Quienes en su infancia leyeron El maravilloso viaje de Nils Holgersson, de la premio nobel sueca Selma Lagerlöf, recordarán el pasaje en el que Occa, la conductora de la bandada de patos que se dirige al norte de Suecia -un personaje que recuerda mucho a Angela Merkel-, dice a Martín, un pato blanco rezagado, acostumbrado a la vida fácil de la granja que se ha unido al grupo, que si está cansado vuele más alto y más rápido para alcanzarlos. Como el pato Martín, los españoles tenemos que hacer ahora más sacrificios y más deprisa para recuperar el equilibrio y evitar la intervención de la UE. Esto implica usar las herramientas para hacerlo: una, los Presupuestos 2012 que ayer se presentaron en el Congreso, y dos, completar antes del verano el capítulo de reformas. Hacer rápido estos deberes es preciso para resolver el problema, pero también para que los ciudadanos vean que por fin se pisa suelo y asuman la cantidad de sacrificios que va a exigir salir de la coyuntura actual. Lo más importante de los Presupuestos 2012 es que cambien la tendencia seguida hasta ahora. Es decir, incumplimiento de objetivos e incremento del déficit y la deuda. En relación con nuestro nivel de endeudamiento se suele argumentar que no es de los más elevados, pero no es excusa porque nuestro déficit sí lo es. Son vasos comunicantes, puesto que más déficit supone endeudarse más. El volumen de los intereses de la deuda asciende a 28.848 millones de euros, 7.200 millones más que en 2011, y además es prácticamente la misma cantidad destinada a prestaciones por desempleo -28.805- y al recorte que ha habido que acometer en los Presupuestos de este año.

Si no se rompe la tendencia y equilibramos las cuentas públicas, buena parte de lo que ingresemos se nos irá en pagar intereses de la deuda y en intentar paliar las consecuencias de un nivel de paro insostenible. Las previsiones del Gobierno hablan de 631.100 parados más este año. Los ingresos por cotizaciones en el presupuesto de la Seguridad Social corroboran esta caída del empleo, ya que bajan tanto las cotizaciones de los trabajadores en activo como los desempleados. Trabajarán menos personas y aumentará el número de parados que agotan la prestación. Es cierto que para crear empleo se necesita recuperación económica y que la efectividad de la reforma laboral no se podrá comprobar más que a medio plazo, pero no hablaremos de ninguna recuperación si seguimos acumulando desequilibrios. Este es el mensaje que nos lanzan desde Europa y la única fórmula para recuperar la credibilidad. A lo largo del año, el Gobierno debe controlar especialmente dos variables. La primera es la evolución de la economía con atención a un posible recrudecimiento de la recesión. Los Presupuestos parten de un crecimiento de los ingresos de un 4,3% y de una reducción de los gastos del 6,7%. Son planteamientos razonables, que se pueden desbaratar si empeora la recesión o se dispara la prima de riesgo que se ha convertido en una lógica obsesión para el ministro de Economía. La otra variable que se debe vigilar son las comunidades y los ayuntamientos. Aquí el Gobierno practica la política de la zanahoria y el palo: habilita oxígeno presupuestario a las autonomías -hay 8.455 millones disponibles si fuera necesario-, pero se guarda la llave para cortarlo e intervenir a quienes no cumplan, de la misma forma que haría Bruselas con el Estado español si hubiera que proceder al rescate. Las cifras de los Presupuestos avanzan un año muy duro, con reformas que deben ser rápidas y efectivas para salir del círculo vicioso en el que estamos.

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