Editoriales

Editorial: No habrá paz para quienes no reformen

Si hubo un tiempo en que se dudaba si la austeridad impuesta desde la UE respondía a que alguien quería que todos fuésemos alemanes o se trataba de una estrategia para forzar las reformas, ya no hay duda: se trataba de lo último. Ni sombra de obsesiones calvinistas, en las que era más fácil escudarse para no hacer nada. Así lo demuestra el hecho de que el BCE, después de inyectar la liquidez necesaria, haya dejado de comprar deuda para que los Gobiernos aceleren las reformas.

 Draghi fue muy claro en su comparecencia del pasado 8 de marzo: ahora la pelota está en el tejado de los políticos y de los bancos para seguir adelante con el trabajo. Hasta que éste no se culmine, desde la UE no se nos dará tregua, ni recuperaremos la confianza.

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