Paradójicamente el resultado de las elecciones andaluzas puede contribuir a que el Gobierno aborde de forma rápida y contundente los recortes que aún tiene pendientes. Al PP le hubiera resultado muy difícil compatibilizar su llegada por primera vez al gobierno de Andalucía con las estrecheces presupuestarias. ¿Cómo se renuncia a regar un jardín recién adquirido y por el que se ha luchado durante tanto tiempo? Rajoy habría recibido muchas presiones de Arenas para demostrar que se había producido el cambio en esa comunidad autónoma. Las urnas han dado la victoria al PP y el gobierno al PSOE, siempre que alcance un acuerdo con IU. La expresión de Cristóbal Montoro la noche electoral junto a Javier Arenas era suficiente explícita sobre las preocupaciones que embargaban al ministro de Hacienda.
Esta semana va a presentar unos Presupuestos muy duros con los que intentará recuperar la confianza de Bruselas y los mercados. El momento es muy delicado, pero tras lo sucedido en Andalucía el Ejecutivo por fin parece haber tomado conciencia de que, de cualquier forma, el desgaste electoral para el PP será grande y de que sólo le queda la opción de hacer su trabajo y olvidarse de los comicios pasados y también futuros, con independencia de la factura que ello le pueda suponer. Su trabajo consiste en proceder al ajuste necesario y creíble que permita cumplir el objetivo de déficit. Rajoy ha gastado algunos cartuchos innecesarios, ahora sólo le queda disparar esta bala.
