La consejera delegada de Bankinter, María Dolores Dancausa, explicaba ayer que la reforma financiera no debía depender exclusivamente del tamaño, sino sobre todo de la eficiencia y la extensión de los saneamientos. En nuestra opinión, eso es lo que se debe premiar, y no las uniones con el simple objeto de ganar grasa. De ahí que nos parezca injusto que el ministro de Economía, Luis de Guindos, permita ahora que la retribución variable en las cajas se quede en un 60 por ciento de la fija siempre que se fusionen, lo que dejaría los sueldos rondando el millón de euros por el mero hecho de abordar una integración y sin haber tenido que primar los criterios técnicos. Se establece un nuevo incentivo a un sistema de alianzas que marcha demasiado lento y no está funcionando. El Gobierno debe repensar su estrategia.