El Gobierno tiene ahora una oportunidad única, que no debe desaprovechar, para refundar el Estado autonómico. Gobierno y comunidades autónomas pertenecen mayoritariamente al mismo partido, lo que ha de facilitar el diálogo y los acuerdos en un tema política y jurídicamente complicado. Transcurridos más de treinta años de democracia, se puede abordar sin complejos una revisión de los aspectos que reportan ineficiencia y de aquellos que requieren un mayor desarrollo.
En algunos casos se hace imprescindible limitar competencias y evitar duplicidades en la prestación de servicios en los tres niveles de las Administraciones Públicas. Ésta es una reforma que el Gobierno no debe obviar y es fundamental para optimizar la eficacia del gasto público.
