Por si no fuera suficiente la compra de Caja3, la puja de Unnim, las pendientes de Banco de Valencia, CatalunyaCaixa y, tal vez, la de Novagalicia Banco, ahora anda Banca Cívica metida en negociaciones de fusión para recordarnos que si algo se demuestra, apenas un año y medio después, es que las integraciones de cajas no han resuelto nada. Ahora, más que nunca, cuando la escasez de crédito entorpece cualquier amago de recuperación, lo esencial en esta operación y en las que vengan es que den como resultado una entidad definitivamente sólida.
Ahora bien, el encaje de todas las piezas, para deshacer lo que fue un parche ineficiente, exigirá ayudas públicas. Si con ellas se sanea el sector y fluye al fin el crédito, estarán bien empleadas.