Editoriales

Editorial: La barra libre alivia pero no repara

No es de extrañar que a Draghi lo hayan bautizado como Supermario. Como en el videojuego, ha de ir desatascando unas tuberías llenas de monstruos en la banca europea. Para ello, el presidente del BCE abrió ayer por segunda vez la barra libre de liquidez a tres años prestando más de 500.000 millones. Si se suma a la operación de diciembre, en total la banca dispone ahora de un billón de euros. Esta cifra actúa como un bálsamo sobre la crisis de deuda europea, porque las entidades lo usan para comprar bonos a los Estados a unas rentabilidades altas, que les sirven para ir parcheando agujeros.

Eso ha rebajado la prima de riesgo de España e Italia y, a su vez, mejorado las condiciones de la deuda corporativa y estabilizado la bolsa y, por tanto, animado un poco la inversión. Se ha concedido un tiempo y alivio necesarios. ¿Pero qué sucede si España e Italia no consiguen crecer?

Con estas operaciones se refuerzan aún más unos vínculos muy viciosos entre la banca y los Estados. De modo que si cae uno arrastra al otro. Y por otro lado, esta financiación difícilmente va a circular por la economía real, ya que eso dependerá de que los reguladores nacionales impongan por fin los saneamientos de los balances con las consiguientes recapitalizaciones. Hasta el momento, los procesos de limpieza de activos dudosos no han inspirado la confianza de los mercados. Y eso se traduce en un dinero que no fluye. Dedicado a refinanciar morosos, no se pueda reconducir hacia nuevas iniciativas empresariales. Aunque estos fondos se tendrán que devolver, el BCE se acerca a los niveles de liquidez emitida por la Fed. Queda que los Estados hagan sus deberes para dejar de abarcar la financiación y que se ataje de forma definitiva los problemas de la banca en Europa.

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