"Muchas gracias, pero no" es la contestación que se debe dar al miniplan de crecimiento y empleo de 10.000 millones de la Comisión Europea. Si con esta cantidad se quiere resolver el problema de crecimiento de la UE, estamos abocados al abismo. Si, como argumenta Barroso, no hay más fondos, entonces habrá que dar otra salida para que los Estados puedan reactivar su PIB y sanear cuentas.
La única vía posible consiste en aceptar la excepcionalidad de la situación, como contemplan los tratados comunitarios, y relajar en cierta medida el objetivo de déficit para quienes ya están haciendo los deberes. ¿Acaso no basta con demostrar que se ha marcado una senda firme de austeridad? Se ha comprobado que tanto celo presupuestario justo ahora no cura, mata.