CEOE analizó ayer sus previsiones para 2012, que dibujan un panorama muy poco halagüeño. Más bien negro, como no puede ser de otra forma cuando se prevé una caída de la economía del 1,7% y un repunte hasta los 5,7 millones del número de personas en paro. Los empresarios apoyan la reforma laboral porque introduce flexibilidad y competitividad, pero, ante una crisis que ya tiene forma de W, es difícil que a corto plazo sirva para crear empleo.
Las reformas no crean puestos de trabajo, sino el marco idóneo para favorecer el empleo en los tiempos de bonanza, combatir el paro estructural y frenarlo en las recesiones. Los países que están atravesando la crisis con menos costes laborales son los que hace años modernizaron su mercado laboral. Un camino que ahora emprende España...