El presupuesto del pozo Castor se ha disparado desde que ACS entró en el proyecto. Los costes de este almacén subterráneo casi se han triplicado respecto a lo previsto, hasta los 1.300 millones. Si entra en funcionamiento en mayo, puede inducir un alza del 8% en los peajes del gas. Dos eran los fines de esta instalación: seguridad en el suministro y presionar a la baja el precio del gas. Ni uno ni otro.
El primero no peligra, incluso hay sobrecapacidad. Y el segundo, desde luego, no se ha logrado. Con los costes incurridos a día de hoy, el precio de un megavatio/hora sería mayor que el de construcción o compra, por ejemplo, en Estados Unidos. Una ineficacia más que azota al sector energético, ante un escenario de incertidumbre en la demanda. La CNE advierte de estos riesgos. Merece ser escuchada.