El presidente valenciano, Alberto Fabra, ha necesitado cinco meses y estar dos veces al borde del impago para convencerse de que la Administración desmesurada y quebrada que heredó de Camps es inviable con ajustes timoratos que apenas suponían ahorro. En Año Nuevo, Fabra hizo borrón y cuenta nueva de todo lo que había hecho y dicho en los últimos meses, incluido el recién aprobado Presupuesto de 2012 y, siguiendo la estela de Rajoy, anunció para hoy medidas con "sacrificios" para todos.
Ayer ya se supo que rompe su promesa de no tocar el sueldo de los funcionarios y fulmina el sector público empresarial. Todo para poder pagar no sólo los 4.000 millones de deuda que vencen este año, sino a los proveedores que llevan meses quejándose. A la fuerza...