Las diferencias de criterio ya han aflorado en el seno del nuevo Ejecutivo. Ayer ya se infería que De Guindos busca adelantar al próximo Consejo de Ministros un recorte ejemplar, se hablaba de 4.000 millones, que insufle confianza al mercado.
Sin embargo, al otro lado se encuentra Montoro, encargado de esta parcela y que no quiere un tijeretazo tan contundente. Al mismo tiempo, hay un debate de mucho mayor calado que consiste en cuándo se va a anunciar el plan de ajuste. Mientras que Arenas y Montoro son partidarios de aplicarlo en marzo, con algo más de tiempo y una vez hayan pasado las elecciones andaluzas; otros como De Guindos defienden que hay que tenerlos listos para finales de enero.
A este respecto, debemos posicionarnos del lado del ajuste rápido. Sólo hay que fijarse en lo sucedido ayer en Italia: en cuestión de minutos los transalpinos pasaron de aprobar con éxito una subasta a corto para luego experimentar una brusca alza de su prima de riesgo y el interés de sus bonos.
Hoy será un día vital para comprobar si funcionan los prestamos a tres años del BCE y si los inversores confían en la sostenibilidad de Italia a largo plazo. Con todo, el mercado continúa muy inestable y en el primer trimestre se concentran vencimientos muy fuertes por valor de un cerca de 1 billón de euros entre agentes públicos y privados, el perfecto caldo de cultivo para mayores vaivenes.
España ha hecho muy bien desmarcándose hasta ahora de Italia. Pero no se puede tentar a la suerte. Hay que demostrar nuestro compromiso reconduciendo nuestras cuentas cuanto antes. Por eso, no caben las dudas y Rajoy debe aplicar ya el recorte.