Editoriales

Editorial: Hay que fiscalizar las cuentas Reales

Urdangarin cerró en junio de 2010 la sociedad británica que usó para desviar capitales. Tal paso puede indicar que ya se tenía conocimiento de sus prácticas y se habrían empezado a tomar medidas como enviarlo a EEUU en 2009. Pero esto debería haber ido acompañado de más. En primer lugar, ¿por qué no renuncia a sus ganancias? Y aunque el Rey ahora afirme que deba ser juzgado, parece que el problema se dejó correr durante demasiado tiempo y que contó con la connivencia de organismos públicos. ¿Cómo si no se justifica el patrimonio que ha ido acumulando Urdangarin? De ahí que nos parezca más apropiado que, junto a una ley que brinde mayor transparencia, se apruebe un órgano fiscalizador de las cuentas y actividades financieras de la Casa Real.

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky