Editoriales

Editorial: Buenas y malas nuevas en la deuda

Dos noticias para los remeros de las galeras. Una buena y otra mala: viene el César... Pero viene a hacer esquí acuático. Ayer la buena noticia era que España cubría otra subasta con una gran demanda, captando un cien por cien más de lo previsto y a precios más baratos... Pero la mala era que Italia podía dar al traste con todo, pues su bono a diez años se disparaba hasta el 6,56%.

Analicemos primero las nuevas más positivas. Parece que por el momento España está logrando distinguirse de los transalpinos. Nuestro calendario de emisiones está mejor organizado y resulta menos exigente que el italiano. Incluso los picos de vencimientos coinciden con momentos de mayores ingresos del Estado y por tanto más margen. El tipo ofrecido hace que muchos ciudadanos abandonen sus depósitos y compren títulos. Y las medidas del BCE para apoyar a la banca pueden estar contribuyendo a una mejora, pues Draghi les ha concedido más liquidez a unos tipos muy bajos y durante más tiempo, de modo que eso lo pueden invertir en deuda soberana a unos intereses lucrativos ahora que la UE ha garantizado que no habrá quitas. Además, Rajoy ha prometido que hará lo que sea necesario y tendrá controlada a la mayor parte de las autonomías con gente de su partido. Nada que ver con una Italia que se resiste a aprobar un IBI, con los sindicatos en la calle y cuyos parlamentarios se enzarzan a tortas. Pero la mala nueva consiste en que Roma aún puede arrastrarnos. Y pese a que el interés a 10 años hispano cae al 5,44%, la financiación privada seguirá sufriendo unos diferenciales exagerados. Y así continuaremos remando contracorriente.

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