El ladrillo lastra. Las preventas de las inmobiliarias se han desplomado un 70% sobre las caídas ya acumuladas. En algunas de las principales, a duras penas se llega al centenar de contratos firmados. La falta de financiación; unos precios que aún no se ajustan a la coyuntura y por tanto a la capacidad de pago de los ciudadanos; las perspectivas de mayores rebajas y la ausencia de un horizonte de mejora en la economía impiden ver la luz al final del túnel.
Pero en el caso de las preventas, que siempre suelen brindar un descuento considerable, se da un factor añadido: la mayor parte de estas compañías se encuentra muy endeudada, se ha quedado con un gran stock que no pueden colocar -buena parte en suelo-, y por ello han perdido el crecimiento necesario para atender sus compromisos financieros, algo que despierta mucha desconfianza entre los posibles clientes. Además, hoy elEconomista cuenta cómo los bancos buscan alternativas para facilitar el pago de las hipotecas y evitar los desahucios: desde reducciones de cuotas a carencias, mayores plazos, nuevos avales o incluso la opción de pasar al régimen de alquiler para poder recomprar la casa más adelante. La dación en pago se antoja un recurso imposible porque encarecería mucho la financiación atascando aún más el inmobiliario. Pero lo que sí se puede hacer es acabar con una política de vivienda consistente en intentar aguantar los precios como sea. Es evidente que no funciona y que el ladrillo así no se mueve. Hay que reconocer los precios reales y recapitalizar a la banca para que pueda aguantar las pérdidas y vuelva a financiar. Sólo así se podrá reanudar el ciclo... a precios razonables.