
Ordóñez y Salgado casi han agotado el fondo de rescate de la banca, lo que obligará a Rajoy a pedir ayuda exterior.
La semana en la que nos jugábamos el futuro del euro ha quedado en un titular periodístico. De la cumbre europea de los pasados días 8 y 9 podemos sacar algunas conclusiones. Hay al menos 26 países europeos interesados en la existencia de la moneda única; el acuerdo supone la mayor cesión de soberanía desde el nacimiento de la Unión, ya que sienta las bases para una integración fiscal, pero es sólo un primer paso y por sí mismo no basta para restablecer la confianza. Y la tercera conclusión, el Banco Central Europeo (BCE) es un organismo independiente, cuyo apoyo queda a criterio de la institución o de su presidente, Mario Draghi.
De hecho, el jueves unas palabras suyas que traslucían una falta de compromiso sobre la deuda soberana de Italia y España bastaron para provocar una caída de la bolsa y un alza de la prima de riesgo, mientras que el viernes una interpretación mucho más positiva sobre este mismo aspecto dio un respiro al mercado.
Draghi se está convirtiendo en un maestro de esgrima en el manejo del mercado. Cuando Berlusconi se mofó de los ajustes del euro y hasta de Merkel, la prima de riesgo italiana superó los 500 puntos y tuvo que marcharse. Casualmente, la prima española se disparó en vísperas de las elecciones generales, lo que contribuyó a afianzar la victoria de Mariano Rajoy, al igual que ocurrió antes de la cumbre.
El mercado no se tranquilizará hasta que el BCE haga suya la defensa del euro. Seamos serios: dejar el cumplimiento de los objetivos de déficit en manos de los tribunales constitucionales nacionales o, en última instancia, del Tribunal de Justicia Europeo resulta poco efectivo. También servirá de poco que el FMI ponga un cortafuegos de 200.000 millones si se recrudecen los ataques especulativos.
Aún no se sabe en qué quedará la gobernanza económica europea de la que hablan Merkel y Sarkozy, ni de dónde saldrán los 150.000 millones que los bancos centrales europeos deben prestar al FMI. Demasiadas incógnitas por resolver. Se trata de un acuerdo muy vulnerable, en el que todo queda al albur de los esfuerzos que hagan los Gobiernos nacionales. Rajoy hará bien en cumplir los ajustes prometidos estos días.
Tampoco las medidas para dar liquidez a la banca contribuirán a que ésta reactive el crédito, y menos aún en puertas de una recesión para el próximo año. En nuestro país, es urgente desatascar la parálisis del sistema financiero. En el PP se estudia la creación de un banco malo que adquiera los inmuebles en manos de los bancos. The Wall Street Journal aseguraba esta semana que la operación precisaría 100.000 millones. Justo la mitad de la cantidad que el FMI piensa poner a disposición de España e Italia. El PP desmiente que tenga intención de pedir ayuda externa, pero cada día que pasa tiene menos alternativas.
Esta semana, el gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez y la aún vicepresidenta segunda, Elena Salgado, casi vaciaron la caja del Fondo de Garantía de Depósitos (FGD). El citado fondo se gastó 5.200 millones en sanear la Caja del Mediterráneo (CAM) antes de regalarla al Banco Sabadell. La suma restante, poco más de 1.000 millones, es una cantidad insuficiente hasta para rescatar el Banco de Valencia, con un tamaño insignificante en comparación con la CAM.
Si alguna entidad más tiene problemas o el Estado tuviera que hacer frente a la devolución de los depósitos de los ciudadanos como prometió, tendría que echar mano del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (Frob), que debería recurrir a endeudarse.
Se ponga como se ponga Rajoy, lo más probable es que tenga que pedir dinero al FMI, sobre todo si se busca una solución ?definitiva?, como prometió esta semana ante el PP europeo. Salgado y Ordóñez anunciaron un incremento de la contribución de la banca a su fondo de rescate, pero ese mecanismo es demasiado lento e insuficiente para sanear el sistema financiero.
Por ciento, que las tres entidades de la Comunidad Valenciana ?CAM, Bancaja y Banco de Valencia? estaban prácticamente en quiebra. Para que luego presuma Rajoy por ahí de la buena gestión del PP...
La necesidad de tomar decisiones rápidas nada más llegar al poder favorece las posibilidades de que sea Montoro el futuro titular de Economía, ya que cualquier otro necesitaría tiempo para ponerse al día y empaparse de los papeles preparados por el equipo económico en estos últimos meses.
Rajoy se ha encerrado a cal y canto en la planta séptima de Génova y sólo despacha con Soraya Sáenz de Santamaría para no dar demasiadas pistas. La única directriz que se conoce es que quiere que su equipo tenga experiencia de Gobierno, además de su confianza, lo que deja los candidatos reducidos a tres: Luis de Guindos, Elvira Rodríguez o Cristóbal Montoro, ya que Fernando Bécker no quiere. Crucemos los dedos para que acierte.