El BCE anunció ayer la esperada rebaja de tipos en otro cuarto de punto. Y además reforzó la barra libre con dos operaciones de refinanciación a tres años y muchas más tragaderas a la hora de admitir garantías: hasta los préstamos a empresas y familias servirán de colateral. Y lo hizo con la unanimidad de los miembros de su comité, una clara muestra del grave estado del sistema financiero. Sin embargo, Draghi se negó a comprar más deuda soberana, con lo que intenta elevar la presión para que los líderes europeos se pongan de acuerdo.
Esperamos que sólo sea una pose y que una vez se haya firmado una integración fiscal consistente, el BCE pueda brindar la liquidez que precisará la UE a corto, sin tener que recurrir al FMI, algo que dejaría en evidencia la escasa solidez institucional del euro.