
El plan de estímulo económico del presidente estadounidense, Barack Obama, su principal baza para luchar contra la recesión, logró despertar a la desorientada oposición republicana en el Congreso, cuyos líderes ya han anunciado que no darán su aprobación a cualquier precio.
La unidad que preconizó Obama al asumir la presidencia, hace una semana, por lo pronto ha logrado parcialmente su objetivo: unir a la diezmada oposición. El líder de la minoría republicana en la Cámara Baja, John Boehner sin ir más lejos, destacó que el país "no va a volver al camino de la prosperidad prestando y gastando dinero", y que él no apoyará el plan a menos que sea cambiado sustancialmente.
Un plan "para reactivar la economía"
Obama quiere gastar alrededor de 825.000 millones de dólares para reactivar la economía y crear o preservar hasta cuatro millones de empleos. Pero los republicanos, con John McCain a la cabeza no lo tienen claro. El senador por Arizona por ejemplo, señaló que debería haber más reducción de impuestos en lugar de aumento en los gastos del estado.
McCain aseguró además a la cadena de televisión Fox que está "en contra de la mayoría de las provisiones de fondos en la ley. Tal y como está ahora, no la apoyaré".
La oposición no puede impedir un voto favorable del plan en la Cámara de Representantes, pero sí puede emplear tácticas dilatorias en el Senado.