
Con la intención de que los bancos se animen de nuevo a conceder créditos, el Gobierno de Gordon Brown ha anunciado un nuevo paquete de medidas para impulsar al sector financiero británico y limitar sus pérdidas valorado en 100.000 millones de libras (más de 110.000 millones de euros). Así lo ha anunciado hoy el ministro británico de Finanzas, Alistair Darling, sólo tres meses después del anterior plan de ayuda a la banca del país. Las pérdidas de Royal Bank of Scotland podrían acercarse a los 30.000 millones de euros.
Según explicó Darling, Reino Unido garantizará, a través del pago de un honorario y hasta un determinado nivel, la deuda respaldada en hipotecas y activos tóxicos.
Contra las pérdidas
La intención es limitar las pérdidas de las entidades. De hecho, la principal preocupación del programa es proporcionar protección a los bancos ante futuros impagos en los préstamos.
El Ejecutivo británico también autoriza al Banco de Inglaterra a poner un marcha un programa de recompra de activos, con un prespuesto de 50.000 millones de libras, a partir del 2 de febrero. A través de este plan, la insititución financiera adquirirá bonos corporativos, papel comercial y préstamos sindicados, entre otros activos.
Además, amplía el Plan Especial de Liquidez del Banco de Inglaterra, que vence este mes, y permite a las instituciones financieras canjear activos de difícil negociación por otros más líquidos.
Por otra parte, el paquete de ayudas de Reino Unido incluye un aumento de la participación en Royal Bank of Scotland desde el 58% actual.
Compromiso legal
Reino Unido inyectó 37.000 millones de libras a los bancos en octubre, pero el crédito sigue restringido. Según ha informado el Gobierno británico, estas nuevas ayudas son necesarias porque "en los últimos dos meses en particular, la situación financiera global y la economía han seguido deteriorándose".
"Las medidas de hoy pretenden atajar la principal fuente de incertidumbre en el sistema financiero y mejorar la confianza, permitiendo a los prestamistas aumentar sus créditos, lo que se traducirá en un apoyo mas eficaz a la economía", puntualiza en su comunicado.
De hecho, los bancos que se beneficien de la ayuda gubernamental adquirirán una obligación legal vinculante a abrir el grifo de los préstamos al consumo privado y a las empresas. Además, según recoge el diario estadounidense Wall Street Journal, sólo para participar en el programa de ayudas los bancos tendrán que abonar una tarifa al Gobierno británico, con una cuantía sin especificar.