
La retirada de tropas de Irak se ha convertido en el principal campo de batalla entre demócratas y republicanos a falta de un día para que se celebren las elecciones legislativas en Estados Unidos.
Los escándalos republicanos, las declaraciones del senador por Massachusetts y ex candidato demócrata a la Presidencia en 2004, John F. Kerry, sobre la preparación de los soldados americanos en Irak, o la investigación sobre células madre han revelado ser temas de segunda línea en las presentes elecciones legislativas.
Acosados por el aumento de muertes de soldados norteamericanos en Irak y la pérdida de popularidad del presidente estadounidense, George W. Bush, los republicanos han tratado de eludir el tema de Irak en sus campañas electorales y se han distanciado de las posiciones del líder republicano, subrayando su independencia respecto a la Casa Blanca.
Retirada de Irak
Por el contrario, el Partido Demócrata ha utilizado los más de 2.800 estadounidenses muertos en la guerra en Irak y el consecuente descontento en la población para identificar el apoyo de los congresistas republicanos con las políticas de guerra de la Casa Blanca. Han apuntado la necesidad de cambiar la estrategia en el país árabe y retirar las tropas estadounidenses lo antes posible.
La condena a muerte del ex presidente iraquí Sadam Husein ha resucitado el activo de la intervención en Irak y la democracia en este país para los conservadores. Tras el desliz de Kerry en su calificación de los soldados estadounidenses como poco inteligentes, los conservadores se han visto de nuevo hundidos en uno de sus baluartes: uno de los líderes evangelistas próximos a la Casa Blanca ha confesado su relación con las drogas y su implicación en un escándalo sexual.
Condena de Sadam Husein
El secretario de Prensa de la Casa Blanca, Tony Snow, se ha apresurado a asegurar que la condena a muerte de Husein dos días antes de la celebración de las elecciones legislativas en Estados Unidos no tenía nada que ver con un esquema programado por la Casa Blanca y el Gobierno iraquí para beneficiarse del crédito que esta información pudiera tener en los votantes americanos.
En las últimas horas, el presidente estadounidense ha intensificado su presencia en campañas republicanas a lo largo del país, cuando hace un par de semanas su asistencia a actos políticos se redujo sustancialmente en medio de la creciente crítica a la intervención en Irak dado el aumento de la violencia sectaria en uno de los meses, el de octubre, más sangriento para las tropas norteamericanas.
Presión mediática
La política de Bush en Irak y su apoyo a los responsables en Washington de la misma como su secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, podrá sufrir otro revés en la víspera de las elecciones, cuando cuatro publicaciones militares, el 'Army Times', 'Navy Times', 'Air Force Times' y el 'Marine Corps Times' publiquen de forma simultánea un editorial en el que reclaman la dimisión del jefe del Pentágono.
En los últimos días de campaña, el presidente Bush ha defendido su política en Irak con el argumento de que los demócratas no tienen otro plan para las tropas que la retirada de las mismas.
Por su parte, el vicepresidente norteamericano, Dick Cheney afirmó durante una entrevista en la cadena de televisión ABC News que la Administración estadounidense continuará "a todo gas" con su política de guerra en Irak. Independientemente del partido político que pueda tomar el próximo martes control del Congreso, ha asegurado que, pese a no ser popular, la Casa Blanca continuará haciendo lo que considera apropiado.