Rechaza indemnizar a Ferrovial si acceden al Gobierno y anulan el plan y estudian severas acciones de protesta
LONDRES, 16 (de la corresponsal de EUROPA PRESS, Eva Martínez Millán)
El líder del Partido Conservador británico, David Cameron, considera que la polémica suscitada por la construcción de la tercera pista en el aeropuerto de Londres Heathrow, aprobada por el Gobierno pese al rechazo de residentes, ecologistas y plataformas ciudadanas, recomienda a las empresas no invertir en el proyecto, debido a su impopularidad y las posibilidades de que no llegue a ejecutarse.
En una entrevista con el diario 'The Guardian', Cameron confirmó que, de hacerse con el poder en las elecciones en principio previstas para el próximo año, su Gabinete abortaría el proyecto, que prevé que BAA, grupo aeroportuario propiedad del grupo español Ferrovial, comience las obras en 2015 y las concluya en 2019.
En ese caso, descartó que se tenga que compensar al operador del aeropuerto, puesto que el hipotético desembolso realizado por Ferrovial antes de las generales de 2010 sería mínimo.
Además, aprovechó para dar cuenta de su intención de promover, si finalmente se muda al número 10 de Downing Street, un nuevo sistema integrado de energías limpias, cuya difusión aspira a profundizar el rechazo generado en la sociedad británica por la decisión del Ejecutivo de seguir adelante con la ampliación de Heathrow y, paralelamente, poner en valor la apuesta conservadora por un Reino Unido ecológicamente sostenible.
Así, pese a que el ministro de Transportes, Geoff Hoon, defendió ayer en el Parlamento el carácter estratégico de la actuación frente a sus competidores europeos, Cameron declaró que "lo que el empresariado necesita reconocer es que la tercera pista no va a tener lugar", debido al nivel de rechazo alcanzado por la "coalición de fuerzas que se oponen", integrada por vecinos, activistas ambientales, políticos y personalidades populares como la actriz Emma Thompson o el humorista Alistair McGowan.
En este sentido, a las protestas se sumarán batallas legales que, incluso, podrían llegar a retrasar el inicio de las obras, en principio marcado para 2015.
Al frente de las acciones se sitúan, además de los ecologistas, los 2.000 habitantes del pueblo de Sipson, que sufrirían la demolición de sus viviendas para dar espacio a unas instalaciones que aspiran a elevar la capacidad de Heathrow desde los actuales 480.000 vuelos anuales hasta los 702.000 en el horizonte de 2030.
FRENTES.
Asimismo, el diputado laborista John MacDonnell, que representa a la circunscripción afectada, ha sido suspendido cinco días en la Cámara de los Comunes después de que ayer se hiciera con la maza ceremonial del Parlamento para protestar contra la negativa del Gobierno a promover una votación en el legislativo. Al menos 60 miembros de la formación en el poder han mostrado abiertamente su oposición.
Por su parte, el alcalde de Londres, el conservador Boris Johnson, contrario a la construcción de la nueva infraestructura, avanzó ayer que hará "todo lo posible" por impedirla y confirmó que se sumará a cualquier iniciativa en los tribunales, mientras activistas de Greenpeace han comenzado los trámites para comprar una sección del territorio destinado a las obras para venderlo posteriormente en pequeñas piezas.
Además, después de que un grupo se dirigiese ayer mismo a la sede del Ministerio de Transporte para protestar, los opositores barajan acciones futuras entre las que figura el cierre temporal del aeropuerto. Para ello, los líderes de diversas asociaciones ecologistas se reunirán a final de mes con el objetivo de diseñar un plan de protestas entre las que se incluiría el sabotaje al funcionamiento de Heathrow.