
El mapa de la inversión extranjera sobre España en 2017 arroja dos claras ganadoras: Madrid, que concentra ya el 61% de todos los fondos que llegan a España y casi quintuplica a la segunda de la clasificación, Cataluña; y el País Vasco, que por primera vez atrae inversiones por encima de los 2.000 millones de euros en un mismo ejercicio y mejora un 70% en comparación interanual.
El año del 1-O, que colocó a nuestro país en los titulares de medio mundo por el desafío secesionista de Carles Puigdemont y Oriol Junqueras, apenas pesó sobre el conjunto nacional, que recibió inversiones por valor de 23.758 millones. La caída es del 7,2% respecto al año anterior, el 2016, pero apenas tiene simbolismo al analizar los datos históricos.
Esos 23.758 millones se parecen mucho a los que se han venido captando desde que el PIB volvió a positivo, en 2014, aunque aún se encuentran lejos de los 30.000 millones de fondos que aterrizaron en España justo en el ejercicio anterior al inicio de la crisis, en 2007.
En Cataluña, golpeada no solo por el procés sino también por un atentado yihadista en plena Rambla de Barcelona en el mes de agosto, el aterrizaje resulta mucho más duro. La caída bordea el 40%, de unas inversiones en 2016 que sobrepasaron los 5.100 millones a otras de 3.093 millones en 2017. Pese a todo, y al comparar la serie histórica, el resultado no es especialmente llamativo ni concluyente. La región ha venido ocupando la segunda posición tras Madrid sin sobresaltos, y se mueve por encima de los 2.500 millones desde el año 2010 con regularidad.
Se da la curiosa circunstancia, además, de que el trimestre más fuerte para aquella región en cuanto a recepción de fondos foráneos fue el cuarto, justo el que dio comienzo el 1 de octubre. Desde entonces y hasta el 31 de diciembre, recibió 909 millones, más que de enero a marzo, de abril a junio y de julio a septiembre. También cabe recalcar, aún así, que en ese mismo periodo, el cuarto trimestre, Madrid barrió a sus pares autonómicas y captó más de 5.000 millones de euros, más del 70% de la inversión de toda España en su conjunto.
Un país desigual
La inversión extranjera es un buen termómetro para medir las diferencias que persisten entre unos lugares y otros. Madrid ostenta, siempre, la primera posición y con diferencia, mientras que la segunda y la tercera plaza suelen caer en manos de Cataluña y País Vasco. El resto de autonomías parece tener que conformarse con pelear por la cuarta posición con registros mucho más modestos, aunque al apreciar los datos de 2017 conviene reseñar el papel de la Comunidad Valenciana, que mejora casi el 600% respecto al año precedente.
Valencia captó el año pasado 1.159 millones de euros en inversiones, en el que es su segundo mejor registro histórico tras el obtenido en 2007, y parece ganarse un papel preponderante en la imagen del empresario extranjero.
El resto de regiones se quedan muy lejos. Andalucía cedió un 6% el año pasado, aunque se mantuvo por encima de los 400 millones, y Baleares, pese a que perdió terreno, logró superar los 300 millones anuales. Canarias cuadruplicó resultados y logró 187 millones.
Después hay otros territorios casi olvidados. Poco significativo es que La Rioja, de una dimensión muy reducida, capte 25 millones. Más grave resulta que Navarra baje de 836 a 47 millones, o que Extremadura ceda desde los 62 a los 24 millones. Tampoco Cantabria sale bien parada, pues las estadísticas del Ministerio de Economía reflejan que fue la comunidad que menos interesó a los inversores: apenas recibió un millón en todo el ejercicio, cuando en 2016 había logrado captar 20 veces esa cantidad.