
El secretario del Tesoro de EEUU, Henry Paulson, está preparando un triple salto mortal en su escalada de medidas para solucionar la gravísima crisis financiera que padece el país. Según publicaba anoche el WSJ.com, Paulson está estudiando un plan que consistiría en reducir los tipos de interés para las nuevas hipotecas con el fin de estimular el mercado inmobiliario, cuyo desplome está en el origen de la crisis.
Según esta información, el plan se valdría de las firmas hipotecarias Fannie Mae y Freddie Mac -rescatadas por el Gobierno- y fijaría un máximo para los intereses en el 4,5%, un punto por debajo de donde se encuentran actualmente los tipos para las hipotecas a 30 años a tipo fijo.
El mecanismo de este plan contemplaría que el Tesoro compre títulos (bonos) respaldados por créditos garantizados por los dos gigantes hipotecarios. El Gobierno de EEUU pretende detener los embargos de viviendas, que están agravando la crisis actual. De hecho, el Tesoro lleva muchos meses buscando una fórmula que permita relajar el mercado hipotecario sin parecer que rescata a los propietarios de vivienda -que con este plan podrían refinanciar sus hipotecas a tipos más bajos, lo que facilitaría el pago de las cuotas y frenaría los embargos- y a los bancos que los financian.
Porque ése es el gran riesgo de este plan, si se confirma: que el Gobierno asumirá otro papel tradicional de la banca. Recuerden que, aparte de entrar en el capital de las entidades con problemas -o dar garantías en aquellas que han sido compradas por terceros-, la Fed compra papel comercial (pagarés) directamente a las empresas para financiar su día a día, ya que la banca no estaba aportando esa liquidez a la economía. Ahora, el Tesoro subvencionará los tipos de interés de las hipotecas y, si seguimos así, acabará concediéndolas directamente. Si eso llegara a ocurrir, ¿para qué queremos a la banca?
Puede ser la medida definitiva
En todo caso, los analistas creen que esta medida puede ser la definitiva para que empiece a reactivarse el mercado inmobiliario. La semana pasada, la Fed anunció un programa de 600.000 millones para comprar deuda hipotecaria, pero el nuevo plan va un paso más allá al atacar directamente a los tipos de interés. Esto permitiría al 90% de los actuales propietarios de vivienda podrían acogerse a este plan para refinanciar sus hipotecas actuales, pero hace falta que los bancos quieran prestarles dinero, y eso parece difícil en el escenario actual.
Un experto considera que el gran problema en la actualidad no son los tipos hipotecarios nominales, sino los reales (restando la inflación). Así, aunque la rentabilidad de los bonos a 30 años baje, como la inflación y los salarios también están cayendo, al final los hipotecados siguen pagando lo mismo o incluso más en términos reales. Paulson y Bernanke son conscientes de ello y es lo que explicaría esta iniciativa.