
Hacienda teme que los socios parlamentarios del Gobierno y las autonomías disparen sus demandas de gasto en cuanto se anuncie un desvío inferior al 3%.
Aún no se conoce el dato final de déficit del año 2017. Queda un mes. Pero, con las estadísticas disponibles hasta noviembre, no es descartable que, en marzo, el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, anuncie por sorpresa que finalmente el desvío presupuestario se ha situado por debajo del 3 por ciento frente al 3,1 por ciento comprometido con Bruselas. No hay nada claro al respecto, más aún cuando a la cifra final habrá que sumarle varios cientos de millones de ayudas financieras que también computan para Europa.
Pero hay algo claro: si en diciembre no se logró bajar del citado 3 por ciento, España lo conseguirá en primavera. Y saldremos por fin del procedimiento de déficit excesivo, que nos ata a la vigilancia comunitaria desde 2009.
Tras años de ajustes, duras negociaciones, broncas en el Ecofin y el Eurogrupo y hasta amenazas de multa, salir del citado procedimiento constituye la mejor de las noticias macro. Algo por lo que el Gobierno ha peleado duramente a excepción de un 2015 preelectoral, y que, sin embargo, puede traer nuevos problemas.
En privado, Hacienda reconoce que teme el momento. "Ahora mismo hay una discusión teórica muy importante en la sede del Ministerio", explican a este periódicos fuentes muy cercanas a Montoro. Hay quienes sostienen que bajar el déficit del 3 por ciento no traerá más que buenas noticias a España, cuya percepción mejorará a ojos de los mercados, de las agencias de calificación y de los grandes inversores extranjeros.
Pero también son muchos quienes "ven con preocupación" cómo el Ejecutivo, en mayoría minoritaria, depende de otros partidos para aprobar normas y no dar por perdida una legislatura en la que sonríe el PIB, pero que exige grandes esfuerzos legislativos para no retroceder. En ese sentido, "las demandas de gasto que nos pueden hacer si anunciamos que el déficit está ya controlado, pueden superar el umbral de lo tolerable", admiten esas mismas fuentes.
Calendario envenenado
La salida del procedimiento de déficit excesivo le va a coincidir a Hacienda en el peor momento posible. Por culpa del procés no ha podido sacar adelante los Presupuestos y aspira ahora a presentarlos antes de que termine el invierno. Y tampoco ha concretado la reforma de la financiación, aunque en este punto la oposición del PSOE acusa a Montoro de "dilación intencionada". El caso es que es ahora justo cuando negocia ambas medidas, y el temor a las demandas de gasto de los socios parlamentarios y de las comunidades autónomas se ha disparado.
Cabe recordar en este punto que Ciudadanos, que en septiembre ya mostró su disposición a pactar los Presupuestos con el Ejecutivo, arrebató a Montoro a regañadientes una rebaja del IRPF para rentas inferiores a 14.000 euros. El retraso en la presentación del anteproyecto de Ley por la negativa del PNV a entrar en el acuerdo -por el conflicto catalán- puede hacer que los de Rivera redoblen su apuesta y traten de anotarse algún tanto más. Más aún teniendo en cuenta la tendencia de las encuestas, con el partido naranja acogotando al PP. Lo mismo puede suceder con los nacionalistas vascos y canarios, cuyos votos son necesarios en la ecuación.
De esa manera, no es casual tampoco que Montoro haya deslizado en reuniones con funcionarios e incluso en corrillos con periodistas que no hay que temer un escenario de prórroga presupuestaria para todo el 2018.
Y luego está la financiación autonómica. El titular de Hacienda ha repetido que no pondrá más dinero encima de la mesa más allá del que va a propiciar el aumento de ingresos esperado. Ahora bien, "¿le van a dejar?", se preguntan algunos en el Ministerio. El PSOE, que gobierna en siete regiones, es necesario para el pacto. Y no tiene la más mínima intención de conformarse con los números actuales.