
Aún hoy, seis años después de abandonar la presidencia del Banco Central Europeo (BCE), la voz de Jean-Claude Trichet despierta gran interés. Él fue, junto a la canciller Angela Merkel, el muro de contención de la crisis más brutal sufrida por el euro, cuando los mercados se cebaban con los países de la periferia por sus elevados déficit y deuda.
Es extremadamente educado, despeja polémicas con arte, y elude pronunciarse sobre nombres -en el Eurogrupo o para la vicepresidencia del BCE-, pero sí insiste con ahínco en la necesidad de hacer reformas, vigilar excesos y evitar la autocomplacencia. elEconomista pudo entrevistarle, junto a varios medios europeos, en la conferencia anual que la aseguradora de riesgos Coface ha celebrado en París.
Usted vivió de cerca el estallido de la crisis de deuda y su efecto sobre España. ¿Cómo recuerda aquel episodio?
España siempre ha sido una de las economías más dinámicas de Europa, un caso de éxito. Desafortunadamente, cuando la crisis explotó, el país acumulaba un déficit superior al 10 por ciento y las consecuencias fueron dramáticas. Recordará que el BCE tuvo que intervenir en verano de 2011 -en este momento, se refiere al inicio de las compras de deuda española e italiana ante el brutal incremento de la prima de riesgo en ambos países-. Fue una decisión difícil, pero necesaria. Y a raíz de ahí todo ha cambiado. Las reformas emprendidas, absolutamente necesarias, han devuelto la situación a la normalidad.
¿Hemos hecho los deberes, dice?
Los esfuerzos realizados por los ciudadanos españoles y su dolor fueron enormes. Tenemos que rendir homenaje a este arduo trabajo de la población española. Tenemos que apuntar la lección: una buena gestión económica y financiera es necesaria para evitar experiencias tan dolorosas en el futuro. Hoy, España es considerada una economía muy competitiva, donde se puede invertir con éxito, crear empleo y desarrollar negocios. Eso no quiere decir que esté todo hecho...
¿A qué se refiere?
No digo que todo sea perfecto, no es el caso. Pero tengo confianza en que España va a seguir mejorando.
Parece que se quede con ganas de decirnos algo...
Pero no en particular a España, sino a todos los países de la eurozona. Las reformas son necesarias. Es necesario abordar el marco educativo para mejorarlo. Es necesario hablar de la adaptación a las nuevas tecnologías. Y de conseguir un mercado único de bienes y servicios. Y de afrontar, claro está, el paro de masas.
¿Es el paro el gran enemigo ahora?
El paro de masas es, a mis ojos, el principal obstáculo de una Unión Europea inclusiva. Espero que se logren progresos decisivos en este aspecto. Europa debe defender su concepto de igualdad, que es mayor que el que podemos observar, por ejemplo, en Estados Unidos.
Todo el mundo se sorprende ahora del renovado brío europeo...
La confianza ha vuelto. El crecimiento ha sido importante, en abril del año pasado se creía que avanzaríamos el 1,7 por ciento y ahora hablamos de un 2,4 por ciento. La comunidad internacional era mucho más pesimista con Europa hace solo nueve meses, y ahora la cosa ha cambiado sustancialmente. Eso no quiere decir que no tengamos retos, como antes decía. Debemos huir de la autocomplacencia.
¿Es la deuda uno de ellos? Porque en una mayoría de países desarrollados sigue siendo muy elevada.
Las reglas de estabilidad son fundamentales. Estoy completamente convencido. No podemos permitir en el futuro déficits tan grandes como los que presenciamos durante la crisis. No solo importa el PIB.
Pero, ¿no corremos el riesgo de volver a las andadas, influidos por la actual política expansiva del BCE, con tipos cero y compras millonarias de deuda?
No lo creo. Las decisiones adoptadas eran las mejores que se podían tomar en las circunstancias dramáticas en las que estábamos. El BCE sabe bien lo que hace, pero, ¡ojo!, no es el único actor. Los Gobiernos, los Parlamentos y los agentes sociales deben contribuir. El BCE ha dicho constantemente: "Atención: ¡Haced reformas estructurales! ¡Respetad el Pacto de Estabilidad!" Todos tenemos necesidad de que el resto de actores se movilicen.
Dice que España ha hecho un gran trabajo. En este sentido, ¿qué opina de la candidatura de nuestro ministro de Economía, Luis de Guindos, a la vicepresidencia del BCE?
Discúlpeme, pero yo en el debate de los nombres no entro.
Tampoco querrá entonces pronunciarse sobre el nuevo presidente del Eurogrupo, Mario Centeno...
Tenemos un excelente presidente del Eurogrupo. Yo en nombres no quiero entrar. Sólo pido que quien ostente responsabilidades en la zona euro, hombre o mujer, la contemple como un mercado único. Que sea responsable de diecinueve países en conjunto y no tome decisiones pensando solo en un Estado.
Algo muy de actualidad. ¿Qué opinión le merece el bitcoin?
Hay cosas que son inconcebibles. Que las transacciones sean secretas, anónimas, que sean un instrumento que se utilicn para el crimen o el terrorismo... Hay que ser claros y poner reglas. La comunidad internacional tendría que ponerse de acuerdo para que esto no suceda. A día de hoy, en el bitcoin estamos viendo un instrumento de especulación. Otra cosa es la tecnología que se utiliza para llevar a cabo las transacciones, el blockchain, que bien utilizada es positiva.