
El ministro de Hacienda y Función Pública, Cristóbal Montoro, deslizó ayer que las autonomías no recibirán más recursos del sistema en la nueva financiación, lo que dejará a Cataluña sin posibilidades de recibir el trato diferencial que han venido reclamando los partidos independentistas en los últimos años.
"No necesitamos más recursos, sino financiar los servicios públicos, la sanidad y la educación, con equidad", manifestó el ministro durante su comparecencia en la Comisión de Presupuestos del Congreso de los Diputados.
A juicio de Montoro, las autonomías están ahora "más saneadas", como prueba el hecho de que este año vayan a cumplir el déficit del 0,6%. Es la clave para no poner más dinero encima de la mesa, sostiene Hacienda, pese a que el frente catalán no está ni mucho menos resuelto. Cabe recordar en este punto la demanda de un pacto fiscal que el expresidente de la Generalitat, Artur Mas, hizo en 2012 al Gobierno de Mariano Rajoy.
Más allá de esta razón, con unas regiones que han reducido su déficit dos puntos en dos años, el Ejecutivo aduce en privado que otorgar ahora un trato favorable a Cataluña sentaría un precedente fatal, ya que se estaría transmitiendo a otras administraciones que el camino emprendido por el Govern ahora cesado, con referéndum y DUI incluidos, habría servido para algo.
De ahí que, en sucesivas ocasiones, diversos gabinetes ministeriales del equipo de Rajoy hayan descartado de plano la posibilidad de que se apruebe un cupo para Cataluña similar al concierto vasco.
El debate empieza ya
De cualquier manera, y tras varios meses de parón por el desafío secesionista, Montoro emplazó al resto de formaciones políticas a negociar "desde las próximas semanas" la nueva financiación autonómica. Es más, teniendo en cuenta que ni esta reforma ni los Presupuestos Generales del Estado serán aprobados antes de las elecciones en Cataluña, que se celebrarán el 21 de diciembre, el ministro de Hacienda cree que sería una buena idea que las Cuentas del próximo ejercicio sentaran las bases de la nueva financiación.
Así, se aprobarían dos normas muy importantes al mismo tiempo, algo para lo que pidió el apoyo del PSOE. Este partido, dijo, ya votó a favor el año pasado de endurecer el impuesto de Sociedades, y por eso espera de él una mayor colaboración.
País descentralizado y austero
En su comparecencia de ayer, Montoro reconoció que la vertebración de España "es compleja" pero con un resultado "bastante bueno". Hacía estas declaraciones para justificar que, por un lado, vaya a propiciar una nueva financiación basada en la "equidad"; mientras el Congreso aprueba esta misma semana la renovación del cupo vasco o facilita el régimen fiscal específico de las Islas Canarias.
"Hay quien añora el centralismo, pero no el ministro que les habla. Los países más descentralizados son los más austeros y los más democráticos del mundo", señaló el titular de Hacienda, para a continuación recordar que el gasto se situará al término del año en el entorno del 41% -es uno de los niveles más bajos entre las grandes economías europeas-. De esa porción, 308.000 millones se dedican al pago de sanidad, educación y pensiones. Un 64% del gasto total, con la inversión pública como víctima de la consolidación presupuestaria y situada por debajo del 2% del PIB.