Economía

España aspira a doblar sus ventas a Canadá con el CETA

  • El acuerdo comercial pone fin de un 98% de los aranceles vigentes
El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, y el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk. //Reuters

El acuerdo comercial de la Unión Europea con Canadá, conocido como CETA, entró ayer en vigor con la desaparición de un 98 por ciento de los aranceles que hasta ahora afectaban a los intercambios comerciales de ambos bloques. España, cuyas exportaciones a Canadá superan los 1.500 millones y que mantiene un superávit con aquel país de más de 185 millones puede convertirse en uno de los países europeos que más se beneficien del Tratado y aspira incluso a doblar sus ventas en el medio plazo.

Entre los productos que más exportan nuestras empresas a Canadá se encuentran los farmacéuticos, combustibles y aceites minerales, vehículos automóviles, barcos y bebidas, cuyo coste de venta será ahora muy inferior con la desaparición de aranceles.

Cabe decir al respecto que el Tratado no elimina esos aranceles para transportes, servicios audiovisuales y los servicios públicos (algo que generaba mucha inquietud en los partidos socialdemócratas de toda Europa), y ha protegido especialmente a las Denominaciones de Origen. En este punto cabe decir que algunas marcas como los turrones de Jijona y Alicante, el azafrán manchego o el jamón de Guijuelo mantendrán el estatus anterior a la entrada en vigor del acuerdo comercial.

Un trámite polémico

El CETA, cuyas negociaciones se iniciaron en el año 2009, fue aprobado por el Parlamento Europeo en febrero de este mismo año, tras contar con el respaldo del Grupo Popular, gran parte del Grupo Socialista y el Grupo Alde (liberales). Los partidos euroescépticos, ultraderechistas (entre ellos, los de Marine Le Pen o Nigel Farage) y la izquierda radical decidieron oponerse y convocaron protestas en Estrasburgo y otras ciudades europeas.

La aprobación definitiva en España llegó en el mes de junio, y la polémica fue aún mayor. El PP y Ciudadanos, como en la UE, decidieron votar a favor, pero la recien estrenada dirección socialista de Pedro Sánchez sorprendió a propios y extraños con un giro hacia la abstención. Ello levantó una gran polvareda en el partido, donde figuras como la diputada Inmaculada Rodríguez Piñero se habían batido el cobre en las negociaciones para tejer "el acuerdo más socialdemócratas posible". Podemos, como ya hizo en Estrasburgo, se opuso, pero el CETA pasó el trámite del Congreso con el respaldo del PNV, PDeCAT y varios diputados del Grupo Mixto.

La entrada en vigor es provisional, puesto que aún hay más de una decena de países europeos cuyos parlamentos deben pronunciarse. Nadie es capaz de aventurar si un no puede dar la sorpresa.

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