Economía

El Ejecutivo francés levanta el freno en la reducción del déficit público

El rompecabezas del Gobierno galo se parece al eterno problema del equipaje que no cabe en el maletero del coche: ¿Cómo colocar la totalidad de estas bajadas de impuestos en un marco presupuestario no extensible más allá del 3 por ciento del PIB de déficit?

La transformación del ISF en un Impuesto sobre la Fortuna Inmobiliaria (IFI) podría privar al Estado de 2.000 a 3.000 millones de euros, más otros 3.000 millones para la primera etapa de exoneración del IBI. Así, la factura se elevaría a alrededor de 6.000 millones, que se añaden a los otros 7.000 millones de bajadas de impuestos del quinquenio Hollande. Es decir, un total de 13.000 millones.

Si el Ejecutivo materializa estos anuncios, equivaldrá a reducir las retenciones obligatorias en más de 0,6 puntos del PIB. Una bajada que en Francia no se veía hace tiempo. Y sobre todo, el Gobierno recorrería en un año más de la mitad del camino que se había comprometido a hacer en el quinquenio (una bajada de un punto del PIB en cinco años). Y ello cuando quedan otros asuntos fiscales pendientes, como la posible sustitución del impuesto del 3 por ciento sobre los dividendos, que ingresa 2.000 millones, pero que quedó en parte invalidado por la Justicia europea.

Esta factura fiscal añade una limitación adicional a la elaboración del Presupuesto de 2018. El Gobierno quiere permanecer bajo la barra de déficit del 3 por ciento para sacar a Francia del procedimiento por déficit excesivo. Sin esta redención, Emmanuel Macron puede decir adiós a las medidas de reactivación de la Unión que promueve.

Teóricamente, el Pacto de estabilidad y crecimiento obligaría a reducir el déficit estructural 0,5 puntos del PIB en 2018. Pero Bruselas es más flexible desde hace dos años y, en cualquier caso, el Gobierno francés nunca ha pretendido reducir el déficit a marchas forzadas. Estas últimas semanas, se hablaba en los pasillos del Ministerio de Hacienda de un déficit más próximo al 2,7 o 2,8 que al 2,5 por ciento para el próximo año. "El objetivo es el 3 por ciento", explica una fuente oficial. Justo lo suficiente para no irritar demasiado a los socios europeos. La trayectoria presupuestaria plurianual se hará oficial el martes ante la comisión de finanzas de la Asamblea Nacional.

Otro factor juega a favor de una estabilización del déficit. Desde Matignon, se indica que el objetivo del próximo año sigue siendo la estabilización en volumen del gasto público, sin inflación, lo que el primer ministro Édouard Philippe indicó el pasado martes, cuando aún se hablaba de frenar las reformas fiscales. Eso ya representa un esfuerzo considerable, del orden de 15.000 a 20.000 millones. Pero el Ejecutivo no quiere pasarse. Falta saber qué efectos tendrá el choque fiscal sobre el crecimiento.

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