
Roma, 17 jun (EFE).- El ministro de Transportes italiano, Graziano Delrio, ha abogado por modificar la ley de huelga en el sector transportes, después de que el paro del viernes lograra bloquear las principales ciudades del país pese a su baja adhesión.
"La ley (de 1990) debe ser cambiada pero el tema es delicado y debe intervenir el Parlamento", destacó en una entrevista publicada hoy por el diario "La Repubblica", en la que declinó recurrir al decreto por parte del Gobierno pues, dijo, es algo "sensible".
En su opinión la nueva normativa debe tener como "horizonte mantener juntos el derecho constitucional a la huelga y el de la movilidad de las personas".
Delrio se manifestó de este modo después de que el viernes algunos sindicatos de base llevaran a cabo una huelga en el transporte público para protestar "contra las privatizaciones y a favor de los contratos dignos".
Pese a que la adhesión a la protesta rondó el 38 %, finalmente el transporte urbano en ciudades como la propia capital, Roma, quedó interrumpido casi por completo, con trenes, metros y autobuses parados, lo que aumentó el tráfico y el caos en su centro urbano.
Preguntado el ministro por la razón de estos estragos pese al bajo seguimiento de la huelga, señaló que se verificará "si se han cometido abusos" y apuntó que "si una minoría consigue apresar a los trabajadores de una empresa algo no funciona correctamente".
Y planteó sus dudas de que las protestas en el sector que se han sucedido en los últimos años siempre se produzcan los viernes.
En su opinión es "obviamente necesario garantizar el derecho a la huelga pero distinguiendo plazos y modos" y apostó por discernir "si es proclamada por organizaciones representativas" o por establecer tiempos más largos para el aviso de la protesta.
El garante para las huelgas, Giuseppe Santoro Passarelli, sostuvo que la huelga del viernes "es legítima" pero que "el problema reside en que las reglas no son ni adecuadas ni suficientes", en una entrevista publicada por "Il Corriere della Sera" e "Il Messaggero".
En su opinión se necesita una intervención del Legislativo para "impedir que un pequeño sindicato logre bloquear un servicio o, peor, un ciudad al completo", como ocurrió el viernes, con trenes, autobuses y metros cerrados en las principales ciudades italianas.
La Unión sindical de Base (USB) por su parte emitió un comunicado titulado "que nadie toque el derecho a la huelga" y en el que lamenta que "cuando los trabajadores protestan todos deberían preguntarse por qué pero en Italia la costumbre es distinta".
"El objetivo fundamental deriva no solo en atacar a los trabajadores y a los sindicatos que convocan la huelga sino el sentido y el valor de la misma como instrumento de conflicto y de resolución de las controversias en los puestos de trabajo, como prevé la propia Constitución", señalan desde USB.