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Economía

Manuel Escudero: "La renta básica que proponemos costará 5.000 millones al año"

  • Entrevista al asesor económico del socialista Pedro Sánchez
  • "Hay que pensar en recurrir a los impuestos generales"
  • "Hay que gravar más la riqueza y el patrimonio"
Manuel Escudero, durante la entrevista. Imagen: Elisa Senra.

No es, ni mucho menos, un recién llegado a la política, aunque lleva diez años lejos de los focos. De hecho, el profesor Manuel Escudero es un histórico de la socialdemocracia española. Nacido en San Sebastián y titulado por la London School of Economics, coordinó, junto con Alfonso Guerra, el Programa 2000 del PSOE, donde ya abogaba por una mayor "democratización" del partido. Entonces, tras la retirada de Josep Borrell y el posterior triunfo de José Luis Rodríguez Zapatero, no encontró sitio en ese nuevo PSOE y puso un océano de por medio. Pasó por la ONU, y por la IE University. A su regreso a España, dirigió la Deusto Business School. Ahora ha sido reclutado de nuevo para la causa de Pedro Sánchez como su asesor económico.

De tono comedido, expone sus argumentos sin perder el hilo ni el ademán suave pese al fondo ruidoso de la cafetería donde se desarrolla la entrevista. Tras el triunfo de Sánchez y su implicación en la campaña muchos le sitúan en un puesto importante en la nueva ejecutiva. Preguntado al respecto, esquiva por primera vez la respuesta. "Eso mejor dejémoslo ahí", dice entre risas. Aunque asegura no tener "ninguna ambición personal", sí defiende con vehemencia la necesidad de consolidar una nueva línea política. "El declive político del PSOE que tiene su reflejo en el declive electoral se va a resolver con este reposicionamiento estratégico", augura.

Llevan semanas hablando de 'coser' el PSOE, pero sus 84 propuestas de cara al próximo Congreso son una enmienda a la totalidad al modelo de partido planteado por Eduardo Madina y no incluyen ninguna propuesta de Susana Díaz...

El consenso es un esfuerzo que hay que realizar, pero a partir de una línea política diferenciada. Y esa línea sí la hemos introducido en las enmiendas, tanto en el plano de partido como en el socioeconómico. Y más te diría, en el plano ideológico. De hecho, la ponencia marco elaborada por Madina tiene elementos muy positivos y que me gustan, lo que no impide que al mismo tiempo haya enmiendas que se derivan directamente del proyecto político de Pedro y que, en su conjunto, son necesarias para reposicionar al PSOE.

En esas enmiendas se habla de banca pública, consultas a la militancia, renta básica... ¿El PSOE se está 'podemizando'?

No, no se nos ha pasado por la cabeza podemizarnos. Somos un partido socialdemócrata, partidario del respeto a la libertad individual combinado con la justicia social, tenemos una concepción muy solvente y razonable de lo que es el reformismo, pero lo que es evidente es que la sociedad necesita soluciones como las que proponemos. Que eso pueda coincidir o no con Podemos, vale, pero, desde luego, no hemos copiado a nadie.

Siguiendo con el partido de Pablo Iglesias, en sus enmiendas no hay referencias al riesgo de populismos de izquierdas. ¿No consideran a Podemos populismo de izquierdas?

No nos gusta caracterizar a los vecinos y no lo encontramos relevante. En mi humilde mentalidad, prefiero hablar de nuevas izquierdas, guste o no guste. Creo que hay que tener una política de respeto mutuo, nosotros estamos dispuestos a predicarlo y esperamos que desde el otro lado también. Para nosotros Podemos no es el enemigo; el adversario es el PP, y eso tiene que quedar bastante claro.

¿Eso quiere decir que Podemos es un aliado?

Eso es otra cosa, pero no hay que poner puertas al campo en cuanto a pactos progresistas. Eso es un capítulo que habrá que abordar cuando las circunstancias políticas los demanden, pero es algo que no se puede prefigurar ahora, sería estúpido.

¿Ve a Pedro Sánchez pactando de nuevo con Ciudadanos?

En el terreno de pactos -siempre que no sean de izquierda y derecha pura, y Ciudadanos para mi es centro derecha, demócrata liberal- a priori no se puede excluir nada.

¿Es factible una moción de censura encabezada por el PSOE?

Está claro que Mariano Rajoy es censurable, pero yo creo que esa no es una preocupación inmediata. Primero el PSOE debe construir un espacio autónomo en la izquierda, y un estilo de oposición diferente en el Parlamento. A partir de ahí, dependerá de la evolución. En política los tiempos son importantes.

Critica con dureza el modelo capitalista, ¿el sistema ya no funciona?

Estamos convencidos de que el modelo actual capitalista ha dejado de tener capacidad de readaptación: los grandes gurús de los organismos internacionales no tienen ni idea de qué hacer, las vacilaciones de Janet Yellen con respecto a si subir o no los tipos de interés o las propuestas erráticas del FMI son un reflejo de la confusión que existe, y eso significa que hay que encontrar una alternativa. Pero además este modelo lo único que nos trae a futuro es una desigualdad creciente. Y no son capaces de darse cuenta de que con un sistema con salarios a la baja y alta precariedad el estancamiento económico es una consecuencia de la debilidad del consumo. Vivimos sobre un volcán, con una deuda global que va hacia el 300% del PIB. Hay que encontrar soluciones, pero no sólo por justicia social, sino por racionalidad económica.

Hablemos de renta básica. ¿Dónde estaría el mínimo de ingresos?

Los cálculos están en unos 5.100 euros anuales de ingresos, que equivalen al umbral de pobreza extrema, la cifra que como sociedad tenemos pactado como lo indispensable para vivir. Entonces, si es indispensable para vivir, debería estar garantizado por el Estado. Además, meterlo estructuralmente dentro del sistema fiscal implica que le das permanencia, por lo que, a futuro, con posibilidades presupuestarias diferentes y, sobre todo, con necesidades sociales distintas, si se cumple la expulsión de trabajo asalariado por el avance hacia una economía digital, se podría transformar en una renta básica sencillamente elevando los topes. No costaría más que la renta mínima que plantean los sindicatos y la iniciativa popular. Estamos en una región del orden de los 5.000 millones anuales, que es una carga asumible en nuestro país sobre todo si se financia con los ingresos negativos de la propia agencia tributaria.

¿Por qué necesitamos una banca pública?

Una de las razones es que la concentración bancaria aumenta el poder, y el trato que se da a los clientes en este país no es el más deseable. Y aquí hay un elemento de alerta. Los procesos de fusión bancaria seguirán, probablemente, y, por tanto, se necesita más pluralidad y sobre todo garantizar en el país la inversión productiva. No podemos dar por buena la estructura productiva de España: hay que incentivar, motivar y hacer crecer el tamaño medio de la empresa y esto implica garantizar la inversión a largo plazo, lo que respalda la necesidad de una banca pública. No hay activismo público para dar facilidades a la empresa para que eleve su tamaño, que es una cuestión fundamental que hemos de atacar inmediatamente.

Y qué hay de la reforma laboral...

Nuestra posición clarísima es derogar la reforma de 2012.

¿Sólo la de 2012? Porque a los sindicatos tampoco les gusta la anterior, aprobada por Zapatero.

El primer punto que queremos negociar con los sindicatos es la derogación de la reforma laboral. Y ya veremos en ese momento lo que se puede hacer. Está claro que no podemos seguir siendo un país en el que la mitad del trabajo que se crea es temporal, porque eso es el antídoto perfecto contra una economía que realmente avanza por su calidad y productividad. Esto tiene que resolverse. Si me apura, el gran objetivo de todo lo que planteamos es trabajo y salario decente para todos, empezando por los jóvenes.

Hay otro hándicap: la reforma laboral gusta, y bastante, en Bruselas...

Sí, pero me permitirá diferir. El modelo laboral que tenemos en España es muy poco eficaz y racional desde el punto de vista económico y productivo y tremendamente injusto desde el punto de vista social. Y eso vamos a intentar cambiarlo sí o sí.

¿Peligran las pensiones?

Las pensiones están sujetas a un gran estrés y el agujero de 18.000 millones es una señal de alerta donde las haya. Hay que replantear las bases del sistema, pero es muy importante lanzar un mensaje a la juventud, que se ha resignado: no podemos perder la esperanza y vamos a defender las pensiones a machamartillo. Hay que aligerar gastos que no son propios del sistema de caja, pero básicamente hay que pensar clarísimamente el recurso a los impuestos generales para mantener la suficiencia económica.

¿Y qué hacemos con la deuda?

El nivel de endeudamiento es una barbaridad. Sólo se encuentran cifras similares en la posguerra. En el PSOE somos contrarios a la alegría con la deuda y, en concreto, en el caso europeo, hay que encontrar soluciones estructurales. Ahora, dicho esto, también hay que saber que la deuda pública tiene una elasticidad importante con respecto al crecimiento y, por tanto, a pesar de que la situación es seria, no se puede abandonar la esperanza de que con una política correcta y, sobre todo, crecimiento sólido no se vea alivio.

Insisten en modificar el artículo 135. ¿Cómo convencerían a Bruselas cuando incluso con ese artículo en vigor hemos incumplido el déficit?

En este momento afortunadamente estamos en un cierto contexto de crecimiento y yo creo que hay margen para decir que naturalmente vamos a cumplir con el compromiso de estabilidad presupuestaria, pero también es legítimo que, habiendo aprendido la lección de los últimos años, pidamos equilibrar la estabilidad presupuestaria con la estabilidad social. Y también es lógico y normal que aprendamos del pasado y digamos que la estabilidad presupuestaria no se encuentra en una cosa tan sinsentido como las políticas de austeridad; se encuentra en algo relacionado con las políticas de crecimiento. Creo que las políticas de austeridad han ocasionado tantos sufrimientos sociales en Europa que este periodo será recordado como una de los más aciagos en el futuro.

¿Quieren elevar la fiscalidad a las rentas más altas?

Queremos avanzar en una homogeneización del tratamiento fiscal de las rentas derivadas del trabajo y de las del capital, pero no es momento de entrar en detalles.

Pero, aunque no entren en detalles, eso implica necesariamente gravar más a la riqueza...

Sí, claro, a la riqueza, el patrimonio y las rentas derivadas. No podemos seguir con una situación en la que el trabajo tiene una triple tributación y está mucho más castigado desde el punto de vista fiscal que el capital. Es un agravio comparativo en un país donde el 80% del IRPF proviene de las rentas del trabajo. Algo falla, y es parte del contrato social que debemos reconstruir.

¿Y eso no enseñará la puerta de salida del país a las grandes fortunas?

Creo que las inercias territoriales y nacionales son mucho más importantes que eso. Eso no es un fenómeno automático y además no todo depende del tratamiento fiscal. En Suecia, Dinamarca o los Países Escandinavos el tratamiento ha sido diferente y las empresas no se van. Las empresas no se van y la financiación tampoco dependiendo de los retornos que se puedan tener.

El impuesto a las transacciones financieras, ¿busca penalizar el movimiento de dinero?

No, es una forma de intentar frenar el frenesí de la globalización financiera que tiene un componente especulativo importante. Somos socialdemócratas y somos críticos no con la globalización, sino con la extraordinaria globalización que se ha hecho en el terreno financiero.

¿El compromiso de Sánchez con Rajoy contra el referéndum catalán zanja la polémica sobre la defensa de la unidad de España?

Es que el compromiso con la unidad de España siempre ha estado ahí. En el documento político de Pedro Sánchez no se pone en duda ni un ápice, ni un miligramo, dónde está la soberanía española y dónde está el poder constituyente. Hemos dicho hasta la saciedad que cuando hablamos de plurinacionalidad hablamos de un fenómeno que no debemos obviar y es que hay especificidades culturales en España que merecen acomodo. Las nacionalidades no es sino un modo, un eufemismo, para hablar de naciones culturales, es decir, naciones sin derecho político constituyente y sin soberanía. ¿Esto puede tener implicaciones en la Constitución? Sí, en el título VIII, para que todos estemos más cómodos, pero es espíritu constitucional cien por cien.

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