
La recaudación tributaria acumulada hasta el mes de abril avanza un 9,6%, por encima del incremento del 7,8% previsto por el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, en el proyecto de Presupuestos Generales del Estado. Esa espectacular subida se explica fundamentalmente por dos cuestiones: la mejora de la economía, clave para los buenos datos de IVA; y el endurecimiento del Impuesto de Sociedades, que en el cuarto mes del año dejó 3.122 millones más que en el mismo periodo de 2016.
Y es que Sociedades ha subido de dos maneras. En octubre, y para paliar posibles multas europeas por el déficit, el Gobierno decidió restablecer los tipos en los anticipos a cuenta de las compañías con más de 10 millones anuales de facturación -unas 9.000 en total-. Una decisión muy contestada por la patronal CEOE, pero que enderezó el desvío presupuestario debido a los mayores ingresos en los pagos fraccionados de octubre y diciembre. La jugada se ha repetido en abril de este año gracias de nuevo al pago fraccionado: si hace un año Sociedades reflejaba una recaudación negativa de más de 1.000 millones, ahora deja al Estado más de 2.000 millones, una mejora sustancial.
En diciembre, y en virtud del pacto del Ejecutivo con el PSOE para el techo de gasto, Montoro volvió a endurecer el impuesto gravando más a las grandes multinacionales. Todo ello para intentar captar este año más de 24.000 millones de las empresas, algo a todas luces al alcance de la mano tras conocerse los datos del martes.
Aun así, y pese al espectacular resultado del tributo, cabe decir que su evolución será más lineal a partir de ahora. Los tipos en los pagos a cuenta ya han surtido su efecto en los últimos tres pagos fraccionados, por lo que en octubre y diciembre próximos su impacto será neutro.
La economía marcha
Pese a que el efecto del Impuesto de Sociedades está siendo decisivo en el aumento de la recaudación acumulada, los resultados del IVA no se quedan atrás. En los primeros cuatro meses del año crece el 8,2%, también más de lo que prevé Montoro, y deja cerca de 28.000 millones de euros. Es una prueba evidente de la fortaleza de la demanda interna y del consumo en una economía que se resiste a abandonar tasas de crecimiento del PIB superiores al 3%.
Más moderación muestra el IRPF, que ya no refleja en las estadísticas los efectos de las últimas rebajas fiscales aprobadas por Moncloa. Hasta abril deja un 2,9% más de ingresos, por encima de los 27.000 millones, pero en cualquier caso se queda muy lejos del aumento de más del 7% que prevé Hacienda. La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) ya advirtió en Comisión parlamentaria de que las previsiones por este tributo podían estar algo infladas, como así está demostrando la realidad.
Prudencia también por los resultados de los tributos Especiales, que crecen el 2,7%. Al respecto cabe recordar que el Ejecutivo, al pactar los Presupuestos con Ciudadanos, ha evitado establecer el nuevo gravamen a bebidas azucaradas y otros impuestos medioambientales para recaudar hasta 500 millones de euros.
De cualquier manera, todos los impuestos suben. Y abril, con la Semana Santa de por medio, ha sido un mes histórico, con la recaudación elevándose más del 17%. Eso lleva, en el acumulado del año, a ingresar 6.000 millones más, hasta superar de largo los 61.000 millones, cifra en línea con la del mejor año de la historia para las arcas públicas, 2007.
El punto negativo, las CCAA
Este martes también se conocieron los datos de déficit del Estado hasta abril, del 0,71%, y del conjunto de Administración Central, autonomías y Seguridad Social. El dato global es bueno, del 0,5%, merced a la buena marcha de los ingresos y a la contención del gasto por la ausencia de Presupuestos del Estado.
El punto negativo, en este sentido, llega de manos de las comunidades, que interrumpen su mejora: pese a que su saldo negativo hasta marzo es del 0,12%, empeoran su resultado en una centésima respecto al año anterior, y ello cuando deben bajar su desvío al 0,6% desde el 0,8% precedente.
Las cotizaciones avanzan el 4,3%
Las estadísticas apoyan la tesis de la ministra de Empleo, Fátima Báñez, de que la mejora del trabajo puede ir poco a poco reduciendo el déficit de la Seguridad Social. Hasta abril, las cotizaciones dejan un 4,3% más de ingresos (las del Régimen General se apuntan una subida superior al 5%), mientras que el gasto en pensiones crece levemente por debajo, al 3,44%. El problema es el tiempo, ya que con esa diferencia tan pequeña taponar el 'agujero' costará bastante más de lo que prevé el Gobierno. Es posible que el desfase del sistema se reduzca algo en el conjunto del año, pero parece difícil que pueda bajar de los 17.000 millones. Y ello pese a que en Presupuestos el Ejecutivo ha contado con bajar el desvío en este ámbito al 1,4% desde el 1,6% precedente. Sin soluciones urgentes del Pacto de Toledo es algo que no parece viable.