Economía

El consumidor estadounidense no puede más: deja de comprar y 'mata' a la economía

El consumidor estadounidense, de voracidad insaciable para engullir bienes propios y de otros países, ha encajado tantos golpes que dejó de comprar, lo que ha hundido al país en la recesión. La contracción del Producto Interior Bruto (PIB) del 0,3 en el tercer trimestre confirma lo que el ciudadano de a pie ya sabía desde hace algún tiempo: que la economía ha dado un giro brusco hacia abajo. La economía de EEUU podría contraerse en el cuarto trimestre, según Janet Yellen.

El cambio fundamental ha sido el comportamiento de los consumidores. En el segundo trimestre habían seguido con el gasto, gracias a los cheques de 600 dólares que recibieron la mayoría de ellos.

El PIB y los sueldos

Algunas tiendas hicieron ofertas especiales para convencerles de comprar una televisión más grande o un automóvil nuevo y suficientes picaron para que el PIB se expandiera un 2,8% en ese período.

Pero la realidad pasó factura unos meses después. Los ingresos personales de los estadounidenses bajaron en el tercer trimestre un 8,7%, la mayor caída desde que se inició el registro en 1947.

"El consumidor estadounidense está bajo mucha, mucha presión actualmente", señaló Nouriel Roubini, profesor de Economía de la Universidad de Nueva York, en una audiencia en el Congreso en la que instó a la Legislatura a aprobar un segundo paquete de estímulo fiscal.

Han perdido valor sus inversiones en bolsa, sus planes de pensiones y su vivienda, más de un 16% en un año en las principales ciudades. Al mismo tiempo, el desempleo está en alza y también el nivel de endeudamiento. No es una sorpresa, por tanto, que la confianza de los consumidores haya caído a su menor nivel desde que comenzó ese índice hace más de 40 años.

En el tercer trimestre los consumidores se pararon a pensar si verdaderamente necesitaban otra camisa o si podían aplazar la compra de una cámara digital. El consumo -que representa el 70% del PIB de Estados Unidos, más que en otros países- cayó en ese período un 3,1%, la primera disminución desde la recesión de 1991.

Nueva etapa

Para algunos analistas, este es el fin de un tiempo en el que los estadounidenses vivieron por encima de sus posibilidades, cuando compraron casas que no se podían permitir con créditos fáciles.

"El nivel de deuda en relación a los ingresos y a los activos es el mayor en la historia" de Estados Unidos, dijo a EFE Charles McMillian, presidente de la consultora MBG Information. Él cree que los estadounidenses irremediablemente tendrán que ahorrar más. En parte, no tendrán otra opción.

La restricción extraordinaria del crédito a nivel internacional, tras la quiebra del banco de inversión Lehman Brothers en septiembre, ha secado las fuentes de financiación al consumo en Estados Unidos.

Esa circunstancia se reflejará en los resultados del PIB de octubre a diciembre. La contracción del 0,3% en el tercer trimestre fue mejor que la caída del 0,5% anticipada por los analistas, gracias al aumento del gasto del Gobierno, las exportaciones y los inventarios.

El Gobierno continuará con la cartera abierta, porque se elevará la factura de las ayudas a los desempleados, entre otros factores. Además, está la posibilidad de un segundo paquete de estímulo, que hoy recomendó en la audiencia en el Congreso Simon Johnson, ex economista jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI), quien estimó que debería ascender a 450.000 millones de dólares.

Al mismo tiempo, las exportaciones se verán perjudicadas por la debilidad de la demanda en el resto del mundo y por un dólar que se ha revalorizado de forma drástica en las últimas semanas, lo que encarece los productos estadounidenses.

El otro punto de luz en el informe del Gobierno, el aumento de los inventarios, es engañoso, según los analistas, dado que las empresas probablemente acumularon más productos en el tercer trimestre porque fueron incapaces de vender los bienes encargados.

Las señales, por tanto, no son halagüeñas. La mayoría de los expertos prevé que la recesión durará cuatro trimestres y será más dura que en las últimas décadas.

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