Economía

Bruselas se compromete a agilizar los pagos de los fondos de la UE

José Manuel Durao Barroso, presidente de la Comisión Europea. Foto: Archivo

El portugués José Manuel Durao Barroso, presidente de la Comisión Europea, y el español Joaquín Almunia, comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, acaban de presentar un marco de políticas comunitarias que podrían ayudar a relanzar el crecimiento económico. Ninguna medida audaz. Bruselas se conforma con refritar medidas ya anunciadas y en estudio y con pedir más coordinación a los 27 Gobiernos nacionales de la UE.

Sólo ha habido dos novedades reales. Barroso se ha comprometido a estudiar cómo acelerar los pagos para que los Estados reciban cuanto antes las generosas ayudas de los fondos de la UE y los puedan movilizar precisamente en este momento de crisis para mantener el empleo y la demanda.

Y Almunia ha hecho suya la idea lanzada ayer por Nicolas Sarkozy, presidente de Francia, de incrementar el techo de las ayudas que la Comisión Europea puede movilizar para ayudar a Estados víctimas de turbulencias como las actuales.

En la actualidad, el ejecutivo comunitario puede movilizar un máximo de 12.000 millones de euros. Sarkozy propuso ayer pasar a 20.000, y Almunia ha hablado hoy de 25.000.

Esta madrugada se ha hecho pública la decisión de ayudar a Hungría. La UE contribuirá a refinanciar este país del Este de la UE con 6.500 millones de euros, el Fondo Monetario Internacional (FMI) contribuirá con 12.500 millones, y el Banco Mundial aportará 1.000 millones de euros.

Propuestas concretas, en un mes

Barroso anunció que el marco político general esbozado hoy será seguido por propuestas concretas el 26 de noviembre próximo. Además de las dos posibles medidas anteriormente citadas, el presidente de la Comisión Europea mencionó posibles ajustes para facilitar el funcionamiento del fondo de la UE para amortiguar los efectos negativos de la globalización.

Se trata de un fondo que contribuye a la formación de los trabajadores víctimas de grandes deslocalizaciones empresariales. Otra idea es que los Estados puedan reprogramar las ayudas del Fondo Social Europeo, una de cuyas prioridades es también la formación de la mano de obra. En ninguno de los dos casos se trata de dinero nuevo, sino de reorientar lo programado para el periodo 2007-20013 y adaptarlo a las circunstancias actuales.

Otras ideas, ya vendidas en el pasado, son estudiar una posibe rebaja del IVA de los productos y servicios que contribuyen a reducir el consumo energético; apoyar la fabricación de automóviles límpios; acelerar las reformas estructurales para que la economía de la UE sea más resistente ante las crisis; acelerar la agenda de lucha contra el cambio climático para que las empresas europeas lideren las tecnologías verdes, etcétera.

Almunia recordó una vez más que el Pacto de Estabilidad pone a disposición de los Estados de la UE la flexibilidad suficiente para adoptar medidas anticíclicas, y aumentar el gasto público para apoyar la demanda y el empleo. Pero advirtió que la frontera que no se debe cruzar es el límite del 3 por ciento del déficit público, salvo que se supere de manera fugaz; y reclamó que no se imponga a las generaciones futuras el peso de la crisis actual vía un aumento de la deuda pública.

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