Economía

Xi Jinping se rodea de afines para tomar las riendas de la economía

  • Trump, el menor crecimiento y la elevada deuda, los desafíos de Pekín
Xi Jinping. Foto: Reuters

El juego de las sillas se acelera en Pekín a pocos meses del congreso del Partido Comunista Chino (PCCh) decisivo que permitirá a Xi Jinping abordar su segundo mandato en posición de fuerza. El presidente chino ha decidido llevar a cabo una amplia reorganización de su equipo económico y financiero, situando a hombres de confianza en puestos clave: He Lifeng, nombrado a la cabeza de la muy poderosa Comisión Nacional para la Reforma y el Desarrollo (la NDRC), al igual que Zhong Shan, catapultado como ministro de Comercio, tienen en común haberse cruzado varias veces en el camino del mandatario durante su carrera como altos funcionarios. Y al confiar a Guo Shuqing las riendas de la Autoridad de regulación bancaria (CBRC), Xi recurre a un antiguo regulador financiero muy respetado.

Esta "reorganización" se produce cuando Xi Jinping se enfrenta a citas políticas importantes y cuando la segunda potencia económica mundial encara numerosos desafíos. "Xi Jinping desea consolidar su poder sobre todos los instrumentos de la política económica", explica Jean-Pierre Cabestan, director del departamento de ciencias políticas de la Universidad Baptista de Hong Kong. "La desaceleración económica y la presidencia de Donald Trump en Estados Unidos requieren, en su opinión, una dirección extremadamente centralizada y coordinada de los asuntos económicos. La deuda de los Gobiernos locales es también un problema que desea gestionar directamente. Esto es demasiado para un solo hombre, de ahí la necesidad de nombrar a hombres de confianza", opina el experto.

De hecho, los nubarrones se acumulan. El crecimiento es el más bajo desde hace 26 años y la sesión anual de la Asamblea popular nacional que ahora comienza debiera confirmar la continuación de esta desaceleración: los economistas esperan que Pekín marque una meta de crecimiento en torno al 6,5% para 2017 y no entre el 6,5 y el 7, como se anunció para 2016. Mientras algunas instituciones internacionales, como el FMI, empujan a China a combatir una deuda galopante, el régimen hace frente a objetivos contradictorios. "Pekín no puede permitirse presentar un crecimiento demasiado débil, lo que deterioraría directamente el empleo. El Partido sería señalado inmediatamente como responsable", destaca el director del Centro de Estudios Franceses sobre China contemporánea (CEFCC) en Hong Kong, Eric Florence. Y las autoridades chinas deben gestionar una fuga de capitales que obliga a China a recurrir a sus reservas de divisa para mantener su moneda.

"Más allá del ámbito económico, Xi ha establecido una serie de pequeños grupos de trabajo. Él mismo preside algunos, lo que le permite tener un control más directo sobre las decisiones", continúa Florence. Xi Jinping no ha dejado de consolidar su poder sobre el PCCh con el paso del tiempo. Se erigió como "núcleo duro" del Partido Comunista el pasado otoño e intensifica su campaña de lucha contra la corrupción, verdadera herramienta de ajuste de cuentas político que le ha valido fuertes enemistades.

Al situar a sus hombres de confianza en puestos clave, el presidente se afana en preparar el XIX Congreso que tendrá lugar el próximo otoño, durante el cual está previsto que se desvele una amplia reorganización en la cabeza del régimen, con la sustitución de cinco de los siete miembros del Politburó, el órgano todopoderoso del régimen.

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky