
Para las memorias frágiles que olvidan que la mejor inversión es el primer ahorro, aquí les presentamos una serie de consejos de ayer, hoy y siempre para no dejar nunca descuidadas las finanzas más personales, especialmente en época de crisis.
Olvide las cuestas de enero, septiembre y similares. Todo apunta a que los próximos tres años van a ser una cuesta empinada y continua para gobiernos, empresas y familias. Se imponen tiempos de austeridad y contención, tiempos de hucha y colchón. ¿Por qué no empezar con lo más simple? Muchos disgustos con la subida del euribor se hubiera ahorrado más de una familia si en su día (cuanto los tipos coqueteaban con el 2 por ciento) hubieran cumplido con la norma número uno en materia de hipoteca: que la cuota mensual no se coma más del 40 por ciento del presupuesto familiar al mes. No es más que un ejemplo.
Grano a grano...
Alguna de las medidas de contención del gasto doméstico quizá representen un porcentaje de ahorro ínfimo, del orden de un 5 ó 10 por ciento mensual o incluso anual, pero no hay que olvidar que el ahorro y la austeridad no se basan en acciones puntuales, muy por el contrario, sino en auténticos hábitos adquiridos. Es entonces cuando de cada decisión de gasto se empiezan a sopesar pros y contras, a distinguir la inversión del mero gasto, a formar del grano la montaña.
ENERGÍA
Potencia adecuada: Una de las medidas más eficaces de ahorro energético es elegir una potencia adecuada a las necesidades y, en caso de duda, optar por una inferior. Para un hogar medio, pasar por ejemplo de 4,6 kWh (kilowatios hora) a 3,45 supone un ahorro de unos 28 euros al año. Imagine el promedio de recorte si se trata de una empresa o despacho. Aprovéchese de la atención al cliente de su compañía para hacer el cálculo.
Hágase la luz: Unos de los grandes gastos energéticos en el hogar o la oficina es el de la iluminación, que supone el 18 por ciento del total. El ahorro que pretende conseguir Industria sustituyendo todas las bombillas convencionales por las de bajo consumo resulta evidente ante este dato: sólo cambiando las seis luces de una habitación supone un ahorro anual de entre 21 y 48 euros.
La buena temperatura: Ni frío ni calor, todo sea por la economía. Cada grado menos al regular el termostato conlleva un ahorro de 40 euros al año. Lo que aconseja la salud es mantener una temperatura de 20 grados en invierno. Si normalmente tiene el termostato a 23 grados y lo baja tres, estará ahorrando un 8 por ciento en energía. Si durante la noche, lo cambia a 16 grados, el recorte del gasto pasa a ser del 13 por ciento.
Aislar para no derrochar: Más allá de la calefacción, la mejor forma de ahorro pasa por instalar aislante térmico en el inmueble, que reduce el consumo en energía en un 30 por ciento. Los materiales aislantes pueden aplicarse a muros exteriores, techos o cubiertas, entre otros elementos, pero requieren en todo caso obra nueva o rehabilitación. Sin embargo, desde el Instituto de Diversificación y Ahorro Energético (IDAE) aseguran que la inversión se recupera entre los cinco y los siete años gracias a los ahorros conseguidos. Por si fuera poco, existen ayudas públicas que cubren alrededor del 20 por ciento del gasto en obra.
El 'stand by', a raya: El que consideran consumo invisible engulle directamente el 10 por ciento del consumo energético del hogar. ¿Se planteó alguna vez que la lucecita roja que quedaba encendida en su televisión durante la noche suponía tal despilfarro? Lo mejor, en cualquier caso, es desenchufar directamente todo aparato que no esté en funcionamiento (incluidos los cargadores de batería para móviles); para facilitar la operación nada mejor que una regleta de varios enchufes.
Informática eficiente: La impresora es uno de los aparatos más derrochadores: mantenerla encendida llega a consumir lo mismo que un microondas en continuo funcionamiento. Una CPU, o unidad de disco duro, consume entre 5 y 10 watios, el monitor, sin embargo, entre 25 y 60. Si tiene aplicaciones abiertas que no interesa cerrar y prevé dejar de trabajar unas horas, puede apagar sólo el monitor. También se ahorra optando por ampliaciones de memoria RAM para amortizar la vida útil del disco duro.
HOGAR
Electrodomésticos sobresalientes: El 34 por ciento del consumo energético en las viviendas proviene de los electrodomésticos, según datos de Repsol. Por eso, en la compra de un nuevo aparato de línea blanca (o incluso de la marrón, que ya incorpora estos parámetros de eficiencia) hay que optar, siempre por la clase A. Sustituir un frigorífico de clase C por uno de clase A ++ supone un ahorro de 340 euros durante la vida útil del electrodoméstico. Por no hablar de que estos aparatos incorporan sistemas económicos que en lavavajillas y lavadoras reducen hasta un 40 por ciento el gasto de energía, según estudios de la OCU.
Olla exprés, siempre: En su día fue un elemento de menaje cuestionado pero los nuevos modelos permiten tiempos de cocción muy cortos sin pérdida alguna de las prestaciones culinarias, que suponen un importante ahorro en energía.
El horno, ése gran derrochador: Cada vez que abre la puerta del horno, se pierde, como mínimo, el 20 por ciento del calor acumulado en su interior. Y aunque no sean aparatos exactamente análogos, decantarse por el microondas en lugar del horno supone hasta un 70 por ciento de ahorro energético.
El fontanero, una buena inversión: Una buena revisión de fontanería en su momento evita despilfarros. El simple goteo de un grifo del lavabo implica perder 100 litros de agua al mes. Si al mismo tiempo coloca en éstos reductores de caudal (o aireadores) ahorrará hasta un 50 por ciento de consumo de agua. Además, sepa que una ducha consume cuatro veces menos de agua y energía que un baño.
La colada ahorrativa: Hay modelos de lavadora con programas de media carga que reducen el consumo de energía, pero también las hay con sonda de agua, que miden la suciedad del agua y no la cambian hasta que sea necesario hacerlo, reduciendo asimismo el consumo. Use descalcificantes para prolongar la vida útil de este aparato.
El consumo general, controlado: Desde principios de este año, es obligatorio el uso de controladores de electricidad en los hogares británicos. Estos dispositivos ofrecen información en tiempo real del consumo de kW, coste en euros y acumulación de consumo en kW. Según los fabricantes, el rango de ahorro que ofrecen se sitúa entre un 3 y un 25 por ciento.
FINANZAS
Primer paso: el presupuesto. Establezca un presupuesto mensual y enfréntelo a sus gastos reales, discriminando deuda. Observe dónde está gastando de más y tómelo en cuenta para el mes siguiente. Incluya una meta de ahorro en el presupuesto (no menos del 10 por ciento y alrededor del 20) así como objetivos concretos: automóvil nuevo, gastos futuros en educación, entre otros.
Vigile la TAE: Vigile el rendimiento neto de sus productos financieros (TAE o Tasa Anual Equivalente). Una cuenta corriente es algo idóneo para gestionar los pagos y cobros, pero pocas remuneran el saldo depositado en ellas o si lo hacen es aplicando unos tipos de interés muy reducidos. Como resultado, con algunas de estas cuentas los rendimientos netos llegan a ser nulos o negativos, llegándose a perder dinero.
Pensiones, si o no: Pese al momento financiero que vivimos, en general hay unas normas básicas a la hora de suscribir un plan de pensiones: si le restan muchos años en el horizonte de su jubilación, mínimo unos 20, puede dedicar un 60 por ciento del ahorro a renta variable, y el resto, a un plan fijo a largo plazo. Una opción intermedia, 15 años de horizonte, lo óptimo es 45 por ciento, variable, 55 por ciento, fija. Con menos de 10 años, se puede dedicar un 30 por ciento a la renta variable y un 70 por ciento a la renta fija. Si su perfil es conservador, con un horizonte cercano a la jubilación, dedique sus ahorros a la inversión en renta fija a corto plazo.
Tarjetas de crédito, sí pero... El beneficio más evidente de las tarjetas de crédito es la posibilidad de acceder a un dinero del que realmente no se dispone sin tener que solicitar un préstamo y en tiempo real: al momento. Sea racional en su uso ya que pueden invitar al descontrol financiero, es lo que de hecho más se critica de estos productos. Tenga en cuenta que una vez se supera el dinero disponible en la cuenta o que se incurre en el impago de una de las cuotas es cuando empiezan a correr los intereses de estos créditos, que además generalmente son mayores que los de los préstamos personales.
Aligerar el peso: Si quiere aligerar el peso de su hipoteca, lo mejor es hacerlo vía plazo y no cuota, supone un esfuerzo extra para ingresar una determinada cantidad no prevista (hasta 9.000 euros por titular, si quiere desgravar IRPF), y quizá el pago de la comisión de marras (si es que la tiene y no la negoció en su día) pero a cambio se ahorrará un buen pellizco en interés pagado a la entidad.
Si se atreve con la bolsa... Ni que decir tiene que estos tiempos es arriesgada la inversión en bolsa, la más rentable a largo plazo, pero también la más expuesta a pérdidas de patrimonio. Es cuestión de sopesar los pros y contras. Si su perfil es conservador, puede dedicar hasta un 5 por ciento del total de su dinero.
TRANSPORTES
Conducción inteligente: Mantener una velocidad regular hace reducir el consumo de forma automática. Siempre que no comprometa la seguridad de la conducción, evite todo lo posible acelerones y frenazos. Para evitar usar el pedal del freno, reduzca velocidad, frene con el motor, desacelere de forma natural y levante el pie a 100 metros de los semáforos. Por otra parte, llegue cuanto antes a la quinta marcha, la de menos consumo, que puede poner a partir de 50 kilómetros hora. No revolucione el coche: hasta 2.500 rpm en un gasolina y hasta 2.000 rpm máximas, en un diesel.
Climatización natural: Los coches nuevos disponen de elementos que mejoran el confort del habitáculo, como el climatizador y el aire acondicionado, en modelos inferiores, pero sepa que incrementan el consumo hasta en un 20 por ciento. En trayectos urbanos o de corta duración, evite conectarlos abriendo la ventanilla, que sólo supone consumir un 5 por ciento.
Presión, sin exceso, sin falta: Vigile la presión de sus neumáticos. No sólo por seguridad: inferior en 0,3 bares a la recomendada aumenta el consumo hasta en un 3 por ciento.
'Trastero' alternativo: Evite convertir su maletero en un trastero adicional. Por cada 100 kilos de peso con los que lo llene, el consumo del coche aumenta un 5 por ciento. También conviene retirar las bacas si no se van a usar, aumentan el consumo entre un 2 y un 35 por ciento, según los modelos de vehículo.
El seguro, ni más ni menos: En general hay poca diferencia entre la prima que se paga por asegurar a todo riesgo un coche nuevo y otro que tenga varios años. Lo que determina el ahorro, además de las coberturas contratadas, es el porcentaje de bonificación acumulada, que puede hacer reducir el precio de la prima en un 50 por ciento máximo, según la compañía. La mejor receta para ahorrar con el seguro es la prudencia. Además, tenga en cuenta que aunque su coche sea nuevo, si duerme en el garaje, absténgase de un todo riesgo y opte por la franquicia. Raro será que los daños propios no pueda asumirlos con comodidad compartiendo el coste con su compañía. Tras cinco años, el seguro todo riesgo ya no resulta rentable.
TELEFONÍA
Vigile las condiciones de su tarifa: Es importante estudiar bien las condiciones de la tarifa que se contrata en cada momento. Y hacer un seguimiento de las mismas dado que en muchas ocasiones los operadores las modifican cumpliendo legalmente con informar al consumidor por medio de una factura o en un comunicado por su página web.
Valorar las ofertas: Las campañas promocionales de las operadoras de telecomunicaciones suelen incluir plazos de vigencia, lo que sucede hasta en un 70 por ciento de los casos, según una estimación de Baquia. Por esta razón, el ahorro obtenido durante esos cuantos meses puede perderse si la tarifa final no resulta adecuada y le obligan a mantenerla vigente varios meses más.
Perfil de usuario: La mejor forma de saber qué tarifas le conviene es hacer un estudio de qué usos de telefonía y datos conforman el 70 por ciento del coste bruto de la factura. Olvídese de tarifas promocionales que repercutan sobre porcentajes mínimos, como el 20 por ciento.
Servicios innecesarios: Hay que valorar la utilidad de servicios complementarios. En el caso del móvil, los mensajes de valor añadido recibidos, por ejemplo, pueden suponer en su conjunto hasta un 20 por ciento del coste anual en sus telecomunicaciones.
Tarifa plana poco estable: Hay que saber que las tarifas planas no son la panacea. Los operadores se rigen para el diseño de estas tarifas por el principio del Average Revenue Per User (ARPU) o rendimiento medio por línea, es decir, que una línea les proporcione una rentabilidad anual acorde con sus objetivos. Lo que buscan por tanto con determinadas ofertas de tarifa plana es asegurarse un mínimo de ARPU de modo que no incurran en pérdidas si se efectúa un consumo intensivo. Pruebe a saber con exactitud lo que gasta en llamadas locales y haga un promedio mensual, por ejemplo, antes de contratar un bono.
Reclamaciones efectivas: El sector de las telecomunicaciones es uno de los que más reclamaciones recibe. Una recomendación general para acelerar el procedimiento de queja: hacerse con el número de referencia.