Economía

Italia 'reparte' miles de millones de dinero público para captar indecisos

  • Roma anuncia 'in extremis' rebajas fiscales, subsidios y aumentos salariales
Matteo Renzi, primer ministro de Italia. Imagen: Reuters.

"Mucha gente ya está harta de la campaña electoral. Pero, ¡atentos!, esto no ha hecho más que empezar: los listos saben que en una campaña el momento crucial es la última semana". Así se preparaba, el pasado 25 de noviembre, Matteo Renzi para el lance final de la campaña en la que se juega, junto a su Gobierno, también la estabilidad política de Italia -y tal vez de toda la eurozona-.

Durante los últimos días, el joven primer ministro transalpino no sólo no ha ahorrado esfuerzos, sino que ha operado logros importantes a la hora de convencer a los indecisos que, según los últimos sondeos (publicados dos semanas antes de la consulta, como prevé la ley transalpina), son el 25 por ciento de los electores.

Y es que Renzi, con su reconocida habilidad política, ha dejado lo mejor para el final de la campaña electoral. A pocos días de la consulta, el primer ministro desbloqueó el convenio colectivo de los funcionarios públicos, que llevaba siete años esperando ser renovado: el acuerdo, firmado incluso por CGIL -el principal sindicato transalpino que se opone al Gobierno y a la reforma constitucional- prevé un alza salarial media de 85 euros al mes, con un coste para las arcas públicas de 5.000 millones en tres años.

Además, Renzi se beneficiará del nuevo convenio colectivo de obreros de metal (una categoría que suele situarse en el ala más radical de las confederaciones sindicales italianas): la patronal Confindustria -que apoya con entusiasmo la reforma constitucional- tras un año de negociaciones, ha firmado, en víspera del referéndum, un acuerdo que prevé una subida salarial de más de 90 euros mensuales.

A todo esto hay que añadir que Romano Prodi, expresidente del Gobierno y de la Comisión Europea, así como fundador del partido El Olivo (coalición electoral italiana de centroizquierda que derrotó a Berlusconi en dos ocasiones), ha declarado que votará sí, a pesar de que -según él- la reforma está "poco clara". Un apoyo quizá frío pero que, para Renzi, significa mucho de cara a los adversarios internos del Partido Demócrata que votan no para derrotarle.

Así, el primer ministro, en la última semana decisiva para la consulta, ha jugado todas sus cartas con oportunismo con el objetivo de ganarse a los electores de izquierdas indecisos. A los de derechas ya les había guiñado el ojo con los recortes de impuestos de la semana anterior, que prevén una reducción de impuestos para las rentas más bajas, así como de la carga sobre los premios de producción (medida que beneficia sobre todo a los ejecutivos). Las madres, independientemente de su renta, recibirán un bonus de 1.000 euros, y los pensionistas recibirán una paga extra en 2017. Para los autónomos, habrá un recorte de las contribuciones a la seguridad social.

El problema es que esta campaña electoral celebrada a son de subidas salariales y recortes fiscales dejará una herencia problemática en términos de estabilidad presupuestaria: la política fiscal expansiva de los Presupuestos (por casi 27.000 millones) se financiará disparando el déficit público: solamente el alza del déficit con respecto a los compromisos del pasado mayo -cuando, tras la enésima flexibilización, Italia se había comprometido a respetar un techo del 1,8 por ciento en 2017, mientras ahora la ley presupuestaria indica como objetivo el 2,3 por ciento- supone 10.000 millones. Y el país transalpino ya había obtenido para 2015 y 2016 19.000 millones de flexibilidad presupuestaria.

De momento, sin embargo, las numerosas medidas aprobadas por el Ejecutivo de Renzi en los últimos meses han tenido efectos insignificantes. Eso sí, justo tres días antes del referéndum, el Instituto Italiano de Estadísticas (Istat) indicó que el producto interior bruto (PIB) italiano creció un 0,3 por ciento en el tercer trimestre de 2016 en relación al trimestre precedente en datos preliminares. El crecimiento de la economía italiana alcanzó el 1 por ciento interanual en ese período, respecto al 0,9 por ciento calculado al inicio, según una corrección de Istat.

Aunque estos datos siguen siendo inferiores a los objetivos anunciados por el Gobierno en la primera mitad del año (+1,2 por ciento), la corrección de Estadística ha sido suficiente para que Renzi celebrara la revisión al alza en su cuenta de Twitter: "El crecimiento llega al 1 por ciento. Si el país se desbloquea, haremos más" dijo el primer ministro, defendiendo una vez más que una victoria del no bloquearía las reformas. Además, en otro tuit el mandatario subrayó que la reforma constitucional garantizará ahorros por casi 500 millones a las arcas públicas.

Una cifra que, sin embargo, es una gota en el mar de los miles de millones de recursos públicos que su Gobierno se ha gastado con tal de ganar la consulta.

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