
Un 9 de noviembre de 1989, el Muro de Berlín pasaba a la historia. Con él, también lo hizo el símbolo de la división entre las dos Alemanias surgidas después de la Segunda Guerra Mundial. Casi un año después, el 3 de octubre de 1990, la reunificación era un hecho. El muro había caído, pero aún había muchos obstáculos por derribar.
Aún hoy, son muchas las barreras que siguen separando a los alemanes de la antigua RDA (República Democrática Alemana) de sus compatriotas del Oeste. Lo constata el Informe anual sobre el estado de la unidad alemana, presentado por el ministro de Transportes, Obras Públicas y Desarrollo Urbano, Wolfgang Tiefensee. Casi dos décadas después, la brecha entre Ossies -alemanes del Este- y Wessies -alemanes del Oeste- sigue abierta. Serán necesarios como mínimo diez años más para que la equiparación sea una realidad porque aún hay muchas luces y sombras en el proceso de reunificación.
Las cifras no engañan
El crecimiento económico del Este sigue siendo inferior al de los länder -estados federados- del Oeste. O, utilizando la expresión al uso en Alemania para referirse a las regiones de la antigua RDA, los neue länder -los nuevos länder- siguen rezagados. En los seis primeros meses de 2008, el crecimiento en los estados federados del Oeste fue del 2,4 por ciento, por el 1,8 por ciento del Este -en 2007, 2,5 y 2,2 por ciento, respectivamente-.
Las previsiones para 2009 no son mejores: el Este crecerá un 0,5 por ciento y el Oeste un 0,9 por ciento. Además, el Productor Interior Bruto (PIB) per cápita en los antiguos estados de la Alemania Oriental alcanza tan sólo el 67 por ciento del nivel de la Alemania del Oeste.
'Fuga' hacia el Oeste
Con diferencia, una de las circunstancias que puede lastrar el desarrollo futuro del Este alemán es la pérdida de población, sobre todo de jóvenes y mano de obra cualificada. En 2006, 50.700 personas emigraron al Oeste. De ellas, 33.800 eran jóvenes de entre 18 y 30 años, de las cuales muchas mujeres. Un hecho que explica la baja tasa de natalidad en el Este, una circunstancia tan preocupante como las previsiones de Tiefensee según las cuales los estados federados orientales perderán un 2 por ciento de la población en la próxima década. Una predicción que, según diversos expertos, se queda muy corta. De hecho, en algunas zonas rurales, se calcula que hasta 2025 la población puede descender en un 20 por ciento.
Al margen de la pérdida de habitantes, el otro gran fantasma que aún amenaza al Este es el paro. Aunque es cierto que los últimos datos registrados son los mejores desde el año 1991, la tasa de desocupados alcanza el 12,7 por ciento y dobla la de los estados federados de la antigua RFA (República Federal Alemana). Además, un 41,3 por ciento de los parados del Este llevan más de un año sin trabajo y en algunas zonas la tasa se eleva por encima del 20 por ciento. Según Tiefensee, la falta de trabajo es la que lleva principalmente a muchos ossies a considerarse aún "ciudadanos de segunda clase". También los jubilados del Este pueden considerarse "de segunda" si comparan sus pensiones con las de sus compatriotas de la antigua RFA. De media, perciben un 10 por ciento menos y las diferencias persistirán como mínimo hasta 2019. La gran coalición de Gobierno en Berlín pretende cerrar el año próximo un acuerdo para equiparar las pensiones en todo el país en el horizonte de una década. El coste se cifra en unos 6.000 millones de euros anuales.
El dinero se acaba en 2019
Lo que tiene claro el Gobierno alemán es que el Este necesita aún dinero contante y sonante y en grandes cantidades para equipararse al Oeste. Sólo este año, el Pacto de Solidaridad habrá dejado en la antigua RDA 10.200 millones de euros en fondos. Eso sí, a partir del año que viene el grifo comienza a cerrarse progresivamente -9.500 millones de euros en 2009, 8.700 millones en 2010 y 8.000 millones de euros en 2011- hasta 2019, cuando expira el pacto. Hasta esa fecha, según el ministro de Transportes y Obras Públicas, la situación en los neue länder será aún "especial". "El Este no se sostiene todavía con sus propias piernas", afirmó el propio Tiefensee durante la presentación del informe anual sobre el estado de la reunificación.
No todo, sin embargo, es negativo. También hay aspectos positivos. Por ejemplo, la industria, que crece a un ritmo más elevado que en el Oeste alemán -9,9 por ciento por un 5,9 por ciento en 2007 y un 44 por ciento acumulado desde el año 2000-. Además, industrias punteras como las relacionadas con la electrónica o las energías renovables constituyen una incipiente fuente de desarrollo para determinadas regiones orientales. Eso sí, la mano del Estado sigue siendo clave para todo ello. Se calcula que sólo un 5 por ciento de la investigación y el desarrollo promovido con capital privado se lleva a cabo en los antiguos länder del Este. También el mercado inmobiliario se mueve con mayor fuerza en las regiones del Este que en las de la antigua RFA.