Economía

"Aún hay riesgos inflacionistas, no podemos descartar alzas del petróleo"

Lucas Papademos, vicepresidente del BCE. Foto: Archivo

Las últimas dos semanas han sacudido el sistema financiero mundial. Lucas Papademos, de 60 años, vicepresidente del Banco Central Europeo, ha ofrecido una primera valoración de la situación en una entrevista a Il Sole 24 Ore, en la que ha abordado varios temas: el futuro de la economía y de la política monetaria, la evolución de la economía, la vigilancia bancaria y el estado de salud de los bancos europeos.

¿Cuál será el impacto de la tormenta financiera en la economía europea?

La existencia de una mayor tensión en el sistema bancario y la volatilidad extremadamente elevada en los mercados han aumentado las probabilidades de una ralentización más larga de lo previsto en la eurozona.

También ha aumentado la incertidumbre sobre las perspectivas económicas, pero todavía no está claro si los últimos acontecimientos supondrán un impacto negativo destacado en la actividad económica de la eurozona. Dependerá de si las condiciones en los mercados crediticios se deterioran y de si persistirá la volatilidad de los mercados.

Al mismo tiempo, el reciente descenso de los precios de las materias primas energéticas y alimentarias, si no sufre tendencias contrarias, debería ayudar a la renta disponible de las familias y a la rentabilidad de las empresas en los próximos trimestres. En este momento preveo una gradual recuperación de la economía en el transcurso de 2009.

En este contexto, ¿cómo valora la decisión del gobierno estadounidense de crear un fondo destinado a la compra de obligaciones de mala calidad? ¿Puede considerarse una solución estructural para un problema estructural?

Todavía no conocemos los datos relativos a la introducción de esta iniciativa, pero parece ser un paso constructivo para afrontar un problema fundamental en base a las actuales tensiones existentes en el sistema financiero. Existe una enorme cantidad de obligaciones relacionadas con mutuas que tienen poco mercado y cuyo valor actual es difícil de determinar, pero que se estima que es una pequeña fracción de su valor inicial.

Estos títulos están pesando en el balance de muchos bancos ya que limitan la capacidad de estos últimos de prestar dinero y de financiar la economía. El objetivo del plan estadounidense es aumentar la confianza entre los inversores y entre los mercados y apartar estas actividades del sistema bancario.

El descenso del precio del petróleo en un 50% respecto al mes de julio, ¿contribuirá a una reducción de la inflación en la eurozona?

El reciente descenso del precio del petróleo y de otras materias primas, si no sufre una tendencia contraria, afectará positivamente al índice general de inflación en los próximos meses (cerrado al 3,8% anual en agosto). No obstante, a medio plazo, sigue existiendo el riesgo en la estabilidad de los precios por diversos motivos.

Permítame destacar dos de ellos. En primer lugar no podemos excluir nuevos aumentos en los precios del petróleo y de las materias primas debido a las limitaciones imprevistas frente a la oferta o a las tensiones geopolíticas. Hace poco hemos visto cuan volátil puede ser el mercado del petróleo.

¿Y el segundo motivo?

En segundo lugar, las perspectivas de inflación a medio plazo dependerán sobre todo del crecimiento del coste unitario laboral. Las últimas noticias sobre esto no son demasiado esperanzadoras, debido a una aceleración del aumento de los salarios nominales y de una ralentización del crecimiento de la productividad.

En el cuarto trimestre de 2007 y en los primeros dos trimestres de 2008, el incremento del coste unitario laboral ha sido de media del 2,8%, respecto a un aumento del 1,5% en los trimestres anteriores. Existen pruebas evidentes de un traslado de los anteriores aumentos del precio del petróleo y de los productos alimenticios sobre los salarios y sobre los precios en general. Este fenómeno es objeto de una grave preocupación.

¿Y ante las expectativas de inflación?

Según algunas consideraciones, existen signos de unas expectativas de inflación más bien elevadas, aunque últimamente se han reducido. En términos generales, el riesgo en la estabilidad de los precios a medio plazo que se deriva de las presiones inflacionistas internas de la zona euro sigue siendo alto. Es fundamental que las expectativas de inflación se mantengan totalmente ancladas en la estabilidad de los precios y que las presiones inflacionistas domésticas no arraiguen en la economía.

En resumen, a corto plazo, el descenso del petróleo, si se confirma, debería contribuir a una reducción de la inflación; pero a medio plazo, el horizonte más importante para nosotros, el riesgo inflacionista sigue predominando pese al debilitamiento del crecimiento económico y al empeoramiento de la tormenta financiera.

¿Se equivocan los mercados cuando prevén una reducción del coste del dinero (4,25%) por parte del BCE?

Los mercados se forman sus propias expectativas sobre el futuro de la política monetaria en base a muchas premisas y análisis. Quizás están excesivamente influenciados por la favorable evolución del precio del petróleo y por las valoraciones del efecto de la ralentización económica sobre la inflación.

Permítame destacar que el escenario relativo a la inflación y a la actividad económica se caracteriza por un grado de incertidumbre excepcionalmente elevado. Resulta especialmente difícil de prever lo que sucederá con el precio del petróleo.

Además, a corto plazo una ralentización del crecimiento económico suele afectar poco en el desarrollo de los precios, tal como lo prueban las experiencias anteriores, entre ellas, el shock petrolífero de los años 70.

Por tanto, debe prestarse atención a no sobreestimar los posibles efectos en la inflación de un crecimiento económico más débil. Quisiera destacar un principio que debería regir las previsiones de los mercados sobre el futuro de nuestra política monetaria: el BCE hará todo cuanto sea necesario para alcanzar y mantener la estabilidad de los precios en la zona euro a medio plazo.

Pasemos al estado de los bancos europeos: ¿existe el riesgo de quiebra en Europa?

La tormenta financiera ha afectado considerablemente a la rentabilidad de las entidades crediticias europeas. A día de hoy, el total de las pérdidas relacionadas con el terremoto financiero y desvelado por los bancos a nivel mundial, asciende desde principios de 2007 a 513.000 millones de dólares. Los bancos europeos, incluidos los del Reino Unido y Suiza, representan el 45% del total. En la zona euro, las pérdidas de los bancos han sido relativamente menores, ligeramente por encima del 20% de los mundiales.

Además, en la primera mitad de 2008, la mayor parte de los grandes bancos de la zona euro, aun cuando han sufrido pérdidas relacionadas con la crisis financiera, han obtenido beneficios y su posición patrimonial no se ha visto excesivamente golpeada. Naturalmente, la rentabilidad media de los bancos de la zona euro oculta una significativa y cada vez mayor dispersión en la devaluación de las actividades y en la rentabilidad de los bancos.

La situación parece ser algo mejor que en otras regiones del mundo. En cierto modo sí, pero también es verdad que las recientes turbulencias financieras han aumentado la vulnerabilidad de la zona euro ante posibles shocks y ante los riesgos crediticios que de ellos se derivan. Por ejemplo, de los mercados inmobiliarios residenciales y comerciales en varios países.

En términos más generales, los bancos europeos deberán afrontar los desafíos relacionados con la ralentización económica, con los demás costes de financiación y, en determinados casos, con la necesidad de un posterior refuerzo de su estado patrimonial.

A propósito de esto, una última pregunta sobre la vigilancia bancaria, que en Europa sigue estando descentralizada pese al mercado único y al carácter cada vez más internacional de los bancos. La crisis de estos meses ¿no es quizás la ocasión ideal para aumentar su eficiencia y centralizar las funciones?

Antes de nada, quisiera subrayar un hecho. Pese a la cada vez mayor integración de los mercados financieros en Europa, la mayor parte de los bancos opera principalmente, e incluso exclusiva- mente, en el interior de sus fronteras nacionales. En la Unión Europea, los bancos nacionales representaban en el 2007 el 70% del total de las actividades bancarias. Dicho esto, la importancia de los grupos bancarios transfronterizos está aumentando. Crece la conciencia de la necesidad de una vigilancia bancaria realmente europea para los grupos internacionales activos en más países.

Preveo que se conseguirán significativos avances en esta dirección. Pero en un futuro inmediato, no espero cambios radicales en el escenario institucional existente, como por ejemplo, la creación de un único ente europeo responsable de la vigilancia de grandes grupos bancarios transfronterizos. No obstante, creo que la tormenta financiera acelerará la introducción de medidas destinadas a la mejora de la cooperación en la vigilancia para acelerar la convergencia sobre las normas y la vigilancia.

¿Qué cambios cabe esperar o considera deseables?

Es probable que el cuadro de la vigilancia se vea reforzado mediante la asignación de un papel director a las autoridades del país en el que tenga su sede principal un grupo bancario internacional, sin olvidar las responsabilidades de las autoridades de los demás países en los que opera.

Es también fundamental que se refuercen los acuerdos para la estabilidad financiera en Europa, se mejore la cooperación y el reparto de la información pertinente entre las autoridades de vigilancia y los bancos centrales. La tormenta financiera ha puesto de relieve la importancia de dicha colaboración y reparto de la información.

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