
Tras siete meses de inestabilidad política y ausencia total de reformas económicas, la economía española sigue mostrando una gran robustez pero comienza a reflejar una leve pero constante ralentización. Según los datos publicados ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE), el PIB se incrementó en el segundo trimestre un 0,7 por ciento, el ritmo más bajo desde los últimos meses del año 2014.
La cifra deja un regustro agridulce. España sigue mostrando un vigor inusitado (más aún teniendo en cuenta que sus pares europeos avanzan mucho más lentamente) y una capacidad de resistencia encomiable dado el prolongado escenario de desgobierno. Pero crece menos en un trimestre habitualmente favorable para nuestros intereses, con el turismo disparado (nada más y nada menos que 32,4 millones de visitantes extranjeros en el primer semestre, marca histórica) y el sector servicios creando empleo notablemente. La Encuesta de Población Activa (EPA) reflejó este mismo jueves, de hecho, como el paro caía en 109.500 personas entre abril y junio.
Prueba evidente de que el conocido ayer es un dato a tomar con cautela es que en el mismo periodo del año anterior la economía avanzó a un ritmo del 1,1 por ciento trimestral, una tasa desconocida desde antes de la quiebra de Lehmman Brothers. En aquel momento se puede considerar que España tocó techo. Tanto es así que la EPA de entonces fue calificada de histórica, con una caída del paro de 295.000 personas y un incremento de la ocupación de 434.000 (en esta ocasión la subida ha sido de 271.000).
Desde entonces el PIB ha ido a menos, y pese a que aguantó la segunda mitad del 2015 y el primer trimestre de 2016 en el 0,8 por ciento, se ha vuelto a desinflar levemente hasta el 0,7 por ciento registrado hasta junio.
El dato es compatible con lo que ¡venía pronosticando la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF), que hasta ayer calculaba el avance en el 0,75 por ciento y pronostica aún un incremento del PIB parecido para los meses de verano.. Y también coincide con lo expuesto por los técnicos del Banco de España en sus boletines económicos de los meses de junio y julio. La economía sigue mostrando "una notable fortaleza" a día de hoy, pero padece una leve desaceleración n que ya se aprecia, por ejemplo, en la menor compra de vehículos, el sector de la construcción o la producción de bienes y servicios. En esta evolución también está impactando el menor ritmo de crecimiento a escala global, y aún está por ver la incidencia de la votación por el Brexit.
Avance anual considerable
Pese a todo, el crecimiento interanual sigue siendo remarcable. Que la economía avance un 3,2 por ciento después de un periodo marcado por la elevada incertidumbre es la prueba de que la recuperación llegó con fuerza. La Unión Europea, por ejemplo, crece solo la mitad (la previsión es del 1,5 por ciento para este año). Y los vecinos de mayor tamaño sueñan con avances similares (ni Francia, ni Reino Unido, ni Italia y ni siquiera Alemania lograrán superar un avance anual del 2 por ciento).
El 3,2 por ciento constituye, sin embargo, un leve retroceso respecto al 3,4 por ciento ineranual del primer trimestre y el 3,5 por ciento que reflejó cuando acabó 2015, un ritmo desconocido desde el año 2007, cuando no había crisis. Curiosamente, es la misma tasa que a finales de la primavera del año pasado, pero entonces los números apuntaban a un mayor crecimiento futuro y ahora advierten lo contrario. Es posible que en el tercer y cuarto trimestre esta tasa caiga algo más, dado que el Ejecutivo espera un avance del 2,9 por ciento en el conjunto del año, las agencias hablan de un 2,7 por ciento y el FMI, el más pesimista de todos los organismos, augura un 2,6 por ciento.
En cualquier caso, el dato trimestral certifica que tras cinco años y medio de recesión -a excepción de un leve paréntesis en 2010-, España lleva tres años creciendo sin parar. El verano de 2013 implicó el inicio de un cambio de ciclo que tiende a prolongarse, y así lo certifica igualmente la tasa interanual, que pasó al verde en el primer trimestre del año 2014 y no ha hecho sino crecer hasta ahora.
De cualquier manera, el INE ofreció ayer una lectura avanzada del dato de PIB, y hasta el 25 de agosto no publicará todas las tablas de contabilidad trimestral, por lo que aún puede haber sorpresas. En el primer trimestre, de hecho, sucedió que casi todas las instituciones apostaron por un avance del 0,7 por ciento, y finalmente el dato sorprendió al alza y fue del 0,8 por ciento.