
La aprobación de los Presupuestos Generales del Estado para 2017 se presenta como una de las piezas clave en el tetris que intenta encajar Mariano Rajoy para lograr ser nuevamente investido presidente. El Partido Popular sólo contará con 137 diputados para sacar las cuentas adelante, frente a los 185 con que contó el verano pasado para aprobar los Presupuestos de 2016. Bruselas presiona y los analistas coinciden en que la conformación de un Gobierno con suficientes apoyos es fundamental para garantizar la luz verde a la Ley PGE 2017 en diciembre y evitar así una prórroga de los Presupuestos de este año al próximo que desviaría el déficit en 16.000 millones de euros.
"La situación es crítica y la presión que está ejerciendo Bruselas es enorme", advierte el profesor de la Universidad Complutense de Madrid, Fernando Méndez Ibisate, para quien la UE tiene a España contra las cuerdas "no sólo por la eventual multa de 2.000 millones por incumplimiento de los objetivos de déficit, sino también por el corte de grifo de fondos de cohesión y el aumento de la vigilancia sobre nuestro gasto y su gestión".
Si se prorrogan las cuentas de 2016, la UE "nos someterá a su control para llevar a cabo reformas", sostiene el profesor y coordinador del Departamento de Investigación del IEB, Miguel Ángel Bernal. Por ello, con la experiencia previa de observador de escenarios de duro ajuste como el griego, el presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, intenta que el compromiso mínimo para que pueda formarse un Gabinete estable, además de las abstenciones imprescindibles, incluya un acuerdo sobre las líneas generales de los PGE.
Pero el consenso se presenta complicado ante unas Cuentas que deben contentar a Bruselas por su carácter restrictivo. El recorte de 8.000 millones de euros es, para el presidente de Freemarket, Lorenzo Bernaldo de Quirós, "un compromiso ineludible" en el que sólo existen dos opciones: subidas de impuestos o recortes de gastos. Respecto a la primera vía, advierte que sería "contraproducente" debido a la situación actual de nuestra economía, "relativamente frágil". "Con una subida de impuestos no aumentarían la recaudación y se cargarían la recuperación", zanja Bernaldo de Quirós. Sobre la segunda opción, reconoce que el recorte "se plantea difícil en un Parlamento con una mayoría hostil a reducir el gasto".
El PSOE no se va a prestar a una reducción del gasto porque, en palabras del presidente de Freemarket, "tiene a Podemos en el cuello". Ciudadanos, excepto en lo relativo a diputaciones, "lleva subida de gasto público en su programa", afirma De Quirós, para quien el PP va a tener difícil recortar el gasto porque ?tendrían que tocar hueso, no como hasta ahora?.
Sin investidura no hay PGE
Sin Gobierno, no hay Presupuestos. El arranque de la legislatura es fundamental para la tramitación parlamentaria de las Cuentas del año que viene, que requiere de mayoría simple en el Congreso en segunda vuelta, como en el caso de la investidura. Si finalmente Albert Rivera (Ciudadanos) da su apoyo a Rajoy en una segunda sesión y Pedro Sánchez (PSOE) se abstiene, el Ejecutivo del PP -que aún tiene pendiente presentar el techo de gasto y ya elabora los Presupuestos para 2017- previsiblemente encontrará igual consenso en la Cámara para la aprobación de los PGE.
En este contexto, el posicionamiento de los socialistas es clave. La pelota está en el tejado del PSOE, entre la espada de Pablo Iglesias y la pared de la resolución del Comité Federal de su partido del 28 de diciembre de 2015, que reza: "En las decisiones y en el comportamiento del PSOE primará siempre el interés general de la sociedad española". Y si hay algo de interés prioritario son, precisamente, los Presupuestos Generales del Estado y la administración de las cuentas públicas. Aún así, fuentes de este partido aseguran a elEconomista que la responsabilidad no es suya, "sino de Rajoy, que es quien debe trabajar para ganarse una mayoría en investidura y Presupuestos". "Los españoles nos han colocado en la oposición", zanjan.
Necesidad de consenso
Los compromisos a corto plazo pasan por la formación de Gobierno antes de que acabe el verano. El nuevo Ejecutivo deberá encarar los retos de un escenario de menor crecimiento que complicará más si cabe el cumplimiento del objetivo de déficit del 2,5 por ciento comprometido con Bruselas para 2017.
El PP ha planteado al resto de partidos "un acuerdo de mínimos" en aspectos en los que, según los programas electorales de PP, PSOE y C?s, estos partidos coinciden y que pasarían por el techo de gasto, el déficit, los proyectos para el próximo año, los Presupuestos y "seguir creciendo y creando empleo".
De su lado, los de Rivera han pedido al PSOE que se defina ante la investidura y que "no eche balones fuera ni les traslade la presión", después de que dirigentes socialistas plantearan una abstención si el PP logra el sí de la formación naranja.
"Necesitamos aprobar los Presupuestos y presentar a Bruselas un plan de contingencia", avisa Méndez Ibisate, quien sostiene que un sí de Rivera a Rajoy y la abstención de Sánchez "lleva implícita la aprobación de las Cuentas por parte de ambos". En su opinión, la investidura de Rajoy está ligada con "compromisos a corto plazo" como las propias Cuentas o la reducción del déficit por debajo del 3 por ciento.