Economía

Competitividad: España aprueba en la economía y suspende el sector público

Nuestro país gana tres posiciones en el 'ranking' mundial de 2016 y alcanza hasta el puesto 34. Inversiones, PIB per cápita, exportaciones de servicios y turismo, las principales fortalezas.

España ha ganado tres posiciones en el Ranking Mundial de Competitividad de 2016, y asciende desde el puesto 37 hasta 34, sobre un total de 61 economías analizadas.

Hong Kong, Suiza y Estados Unidos ocupan los primeros lugares en el ranking, seguidos por Suecia, Singapur y Dinamarca. A continuación Irlanda, Holanda, Noruega y Canadá completan el top ten de la competitividad internacional.

El informe analiza la competitividad de los países desde cuatro áreas: resultados económicos, eficiencia del sector público, eficiencia empresarial e infraestructuras. Y es en este último área donde España alcanza su mejor clasificación, situándose en el puesto 27, mientras que la peor puntuación la obtiene en el sector público donde desciende hasta la posición 49.

Sin embargo, el aspecto en el que más ha mejorado la competitividad de la economía española el último año ha sido en resultados económicos, donde sube nueve puntos, hasta la posición 30.

Dentro de los factores que componen este área destacan como fortalezas la inversión extranjera directa en España, la inversión directa española en el exterior, el PIB per cápita, la exportación de servicios comerciales, el turismo o la concentración de las exportaciones por productos.

Por el contrario, las principales debilidades de la economía española se concentran en la evolución del empleo y la resistencia de la economía, ya que se sitúa en las últimas posiciones del ranking en aspectos como tasa de paro, desempleo juvenil, desempleo de larga duración y resistencia de la economía a los cambios de ciclo. Además, aspectos como el peligro de relocalización de la industria se ven como un lastre a la competitividad.

El lastre de la Administración

Por lo que se refiere a la eficiencia del sector público, España ha descendido seis posiciones hasta el puesto 49 con respecto a la edición anterior. El funcionamiento de las distintas Administraciones continúa siendo un importante lastre para la competitividad, el déficit público, la deuda, la economía sumergida y la regulación del mercado laboral y su flexibilidad.

Otros aspectos que perjudican también notablemente la competitividad española dentro del sector público son la burocracia para crear una empresa y la elevada contribución a la Seguridad Social, además del riesgo de inestabilidad política que se ha deteriorado significativamente durante el último año.

Mejora, en cambio, la posición competitiva en la eficiencia empresarial, donde España sube cinco posiciones y se coloca en el lugar 41 del ranking. Hay que matizar, sin embargo, que mientras nuestro país destaca en la productividad y capacidades de los trabajadores y sus grandes empresas, ocupa una de las posiciones más bajas del ranking en lo que se refiere a la formación laboral, valores corporativos o atracción y retención de talentos.

Los resultados del informe muestran también que la eficiencia empresarial en España se ve lastrada por la necesidad de reformas económicas y sociales y, además, se hace necesario mejorar la motivación de los trabajadores y la flexibilidad y adaptabilidad de las empresas.

Al margen de los resultados, el Servicio de Estudios de la patronal CEOE, destaca que en materia de competitividad-precio continúa la ganancia de nuestra posición competitiva respecto a la eurozona, tras más de dos años con diferencial negativo de inflación. En este aspecto apunta que para el conjunto de 2016 se espera que "podría ser ligeramente negativa", en torno al -0,1 por ciento.

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