
París, 7 jun (EFE).- El secretario general del sindicato CGT, Philippe Martínez, que lidera las protestas contra la reforma laboral francesa, aseguró hoy en un encuentro con EFE y otros medios españoles que su movilización va a proseguir pero no pretende derribar al Gobierno, sino cambiar su política.
"Cambiar de primer ministro para poner a otro que haga lo mismo no vale la pena. Lo que hace el sindicato es decir que esta ley no es buena. Y nos queremos quedar en este debate", indica en la sede de su organización en París.
En castellano, con ironía e intención de no cesar la lucha, Martínez, de origen español pero nacido en Francia, dice no mantener un pulso personal con el Ejecutivo, sino querer hablar "del fondo" de la cuestión.
En su punto de mira, el proyecto de ley aprobado por decreto en mayo en la Asamblea Nacional y que inicia ahora su trámite en el Senado, donde podrían introducirse cambios que lleven al Gobierno a volver a validarlo a su vuelta a la Asamblea sin el voto parlamentario.
Las manifestaciones desde marzo en todo el país -que tuvieron su culmen el 31 de ese mes, cuando se echaron a la calle 390.000 personas ó 1,2 millones, según cifras policiales o sindicales- reflejan en la práctica la movilización de la CGT, que también ha llevado a bloqueos en el transporte o la producción energética.
"Es la primera vez que hay un movimiento tan largo con un Gobierno de izquierdas", apunta el sindicalista, que no pretende bloquear la inminente Eurocopa, "que es una fiesta popular", pero tampoco va a tomarse un respiro durante ese torneo.
Martínez, que llegó a la dirección de la CGT en febrero de 2015 y en apenas unos meses ha puesto contra las cuerdas la autoridad del presidente francés, François Hollande, defiende que no se debe acusar de la situación en Francia a los sindicatos, sino a un presidente que no respetó sus promesas de campaña.
"La gente que está en las calles hoy es la misma que le votó", recalca Martínez, un hombre que ha sido equiparado con los terroristas por la patronal, y que asegura haber recibido amenazas de muerte.
Su movilización, destaca, busca acabar con artículos como el que privilegia los acuerdos dentro de la empresa sobre los convenios sectoriales, o el que pretende instaurar en las compañías referendos solicitados por sindicatos que representen al menos al 30 % de los trabajadores, cuyo resultado puede imponerse a los acuerdos.
"Organizan un 'dumping' social no entre países, sino entre empresas. (...) Si la pregunta que se hace a los trabajadores es o hacéis lo que os digo o cierro la empresa, ¿qué van a hacer? En un país con casi seis millones de parados, hay que tener mucha voluntad para decir 'luchamos'", agrega.
Martínez lamenta que la reforma francesa, de forma similar a la llevada a cabo en España u otros países, sea una directiva europea que Hollande ha admitido "para que Bruselas le dé un poco de dinero" o permita que el déficit supere el 3 %.
"A los franceses nos dicen: 'Si no queréis las mismas reglas que los españoles no vais a tener trabajo'. A los españoles: 'Mirad lo que pasa en Turquía'", afirma el líder de la CGT, según el cual a los turcos se les habla de los rumanos y a los rumanos de los marroquíes.
Este mundo va mal, insiste, "a fuerza de mirar siempre para abajo para limitar los golpes del capitalismo".
Martínez aboga por no tener que escoger entre lo malo y lo peor y se ve respaldado por los sondeos, en los que la oposición al proyecto de ley, aunque ha bajado recientemente del 50 %, ha llegado a superar el 70 %.
El sindicalista se desmarca de la violencia registrada en las protestas y rechaza esa campaña inculpatoria que responsabiliza a su sindicato de todo lo malo que pasa en Francia, "incluso de la lluvia".
Y advierte también de las consecuencias de abrir la puerta a la derecha y a la extrema derecha: "Haces subir el Frente Nacional y este dice que si no tienes trabajo es porque hay alguien que viene de otro país que lo tiene. Esto es insoportable y decir que es culpa de los sindicatos también".
Pero, lejos de amilanarse, mantiene su convicción y refuta una reciente declaración de Hollande, que parafraseó a uno de los referentes históricos del Partido Comunista francés, Maurice Thorez, al señalar que "hay que saber acabar una huelga".
"Tiene que leer los libros de historia", concluye Martínez, recordando que la frase de Thorez para terminar con la sublevación obrera de 1936 añadía: "Hay que saber acabar una huelga cuando se ha conseguido satisfacción".
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