
España va camino de su octavo año con Bruselas soplándole al cuello por su déficit excesivo. Y el problema es que tras las nuevas recomendaciones y proyecciones europeas todo apunta a que, junto a Grecia y a Francia, será el último país de toda la Unión en volver a cumplir el Pacto de Estabilidad y Crecimiento y librarse de esa incómoda vigilancia.
Este año el déficit ascenderá al 3,6%, aún demasiado elevado para las reglas europeas; y el año que viene, en el que la Comisión aprieta y pide un desvío del 2,5%, solo un nivel de crecimiento en el entorno del 2,5% y unos ajustes de 5.000 millones permitirán volver a cumplir las reglas europeas.
El procedimiento por déficit excesivo es una medida correctora que recoge el artículo 126 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea, y es puesto en marcha por la Comisión cuando detecta que un socio comunitario excede un déficit del 3%. Cuando eso sucede, Bruselas consulta al Consejo Europeo para saber si lo correcto es abrir el procedimiento pertinente; y el Consejo dirige al socio incumplidor una serie de recomendaciones de obligado cumplimiento en plazos de tres o seis meses.
Si el Estado miembro persiste en su desobediciencia tras ese periodo, Bruselas puede decidir una sanción que, en el peor de los casos, puede acabar en multa económica.
Es en ese último peldaño del proceso en el que se encuentran en estos momentos España y Portugal, a expensas de que el Consejo, presidido por el polaco Donald Tusk, decida qué hacer con estos dos países a principios del mes de julio.
Solo seis incumplidores
Actualmente son nueve los socios comunitarios que, como España, sufren las consecuencias de un procedimiento europeo por déficit excesivo. Pero Bruselas acaba de solicitar al Consejo que permita que Irlanda, Chipre y Eslovenia abandonen esa lista, puesto que los tres lograron rebajar su desvío presupuestario por debajo del 3% a finales del año 2015. Mérito doble en el caso de los dos primeros, que fueron rescatados por la troika y parecían condenados a años de desequilibrio.
Si el Consejo da el visto bueno, la vigilancia sobre sus finanzas se relajará y sus parlamentos volverán a ser 100 por cien soberanos a la hora de adoptar las decisiones económicas que crean convenientes.
Con la previsible salida de estos tres socios, este año permanecerán con el procedimiento abierto seis países: España, Grecia, Francia, Reino Unido, Portugal y Croacia. Y a principios de 2017 los tres primeros podrían ser los únicos que ostenten la categoría de alumno desaventajado.
Según las proyecciones de la Comisión, Reino Unido dejará su desvío por debajo del 3% este mismo año, igual que Croacia -que, de hecho, está a solo dos décimas-. Y Portugal, gobernada por el socialista Antonio Costa, va a ser obligada a ello bajo la amenaza de multa y de recortes severos.
Ni siquiera es descartable que Francia, con un déficit del 3,5%; y Grecia, obligada por los acreedores internacionales a terminar el año con un desvío del 3,1%, puedan dar una sorpresa y acabar este 2016 en la órbita del Pacto de Estabilidad. Sin embargo, en el caso francés Bruselas parece conformarse con la reforma laboral recientemente aprobada por el Ejecutivo de Francoise Hollande, y hará la vista gorda con un déficit que apenas se reducirá una décima. Grecia, por su parte, tendría que hacer un ajuste de tal calibre para reducir su desvío actual, del 7,2%, a menos de la mitad, que pocos son los que confían en ello.
Todavía lejos de la meta
Así, y si la situación no vuelca, no será hasta el mes de mayo de 2018 cuando la Comisión proponga al Consejo Europeo que cierre el procedimiento por déficit excesivo a Atenas, Madrid y París. Para entonces, nuestro país habrá permanecido bajo el yugo de la Comisión un total de nueve años, los mismos que la vecina Francia. Será Grecia, hoy gobernada por la ultraizquierda de Alexis Tsipras, quien bata todos los récords, pues cuando abandone el procedimiento habrá pasado nada menos que 13 años incumpliendo las reglas fiscales.
En el otro extremo, 22 socios europeos han logrado volver al marco del Pacto de Estabilidad, algo meritorio teniendo en cuenta que en el año 2011 eran 24 los Estados que acumulaban un déficit de más del 3%.
Cuatro de ellos -Alemania, Estonia, Luxemburgo y Suecia- han logrado volver ya a la ansiada situación de superávit, que España ostentó de 2005 a 2007.