Economía

Rusia paga muy cara la crisis de Georgia con la fuga de capital extranjero

El presidente ruso, Dimitri Medvedev junto a su primer ministro, Vladímir Putin.

"Vladimir, tenemos un problema". Ésa es la frase que el presidente ruso, Dimitri Medvedev, podría utilizar, en clave de humor, para explicar a su primer ministro, Vladimir Putin, la situación que está viviendo la economía rusa desde que el pasado 8 de agosto estallara el conflicto con Georgia por las regiones de Osetia del Sur y Abjasia. O viceversa: quizás dicha frase podría utilizarla Putin, técnicamente número dos del Kremlin, aunque en la práctica es quien de verdad maneja los hilos de la política moscovita.

No importa. El orden de los factores no altera el producto, y en esta ocasión el resultado es claro: desde que se iniciara el conflicto el mes pasado, la inversión extranjera ha huido en estampida; el rublo se ha devaluado un 10% y el RTS -la Bolsa de Moscú- ha caído un 32%. Son cifras que muestran la agonía que está sufriendo la economía rusa y que dejan en la sombra datos positivos, como el crecimiento del 8% que el PIB registró en los primeros seis meses del año.

Fuga de 4.600 millones de dólares

Se calcula que, desde que comenzaran las tensiones con Georgia, se ha producido tal fuga de capital extranjero que ya asciende a los 4.600 millones de dólares (3.300 millones de euros), aunque hay quienes elevan esta cifra hasta los 16.000 millones de dólares (11.472 millones de euros).

Rusia es el tercer país con las reservas internacionales más grandes del mundo (después de China y Japón), pero según datos oficiales dados a conocer ayer, en los siete días que separan al 31 de agosto con el 5 de septiembre, las reservas rusas de oro y divisas bajaron en 8.900 millones de dólares (6.380 millones de euros), situándose en los 573.600 millones de dólares (411.270 millones de euros).

Las caídas que está registrando la Bolsa de Moscú son las peores de los últimos años: por ejemplo, sólo entre el martes y el miércoles, el RTS perdió un 12 por ciento, lo que está afectando a los grandes valores del mercado ruso, como Gazprom, cuyas acciones han perdido un 26% de su valor desde el pasado 8 de agosto.

La capitalización del monopolio estatal de gas y petróleo ruso cayó esta semana por debajo de los 200.000 millones de dólares ( 143.400 millones de euros). Hace poco menos de un año, su presidente, Aleksei Miller, dijo que en un plazo de siete a diez años, Gazprom debería costar un billón de dólares.

La reacción del Kremlin

Este negro panorama ha llevado al Kremlin a actuar de una forma parecida a la de la Administración Bush en el rescate de las hipotecarias Fannie Mae y Freddie Mac el pasado fin de semana, aunque las cantidades ni se pueden comparar. Este miércoles, el Banco Central anunció la inyección de 10.000 millones de dólares ( 7.100 millones de euros) para aliviar la falta de crédito en el mercado bancario. Esta intervención supone un punto de inflexión en la política monetaria rusa, ya que hasta el mes pasado el Banco Central de Rusia sólo había intervenido en sentido contrario, es decir para frenar la apreciación del rublo.

Esta inyección de dinero vino de la mano de un mensaje tranquilizador desde el Kremlin: "El sistema económico ruso conseguirá hacer frente y dominar la actual tempestad financiera", dijo Dimitri Medvedev en un intento por restablecer la confianza. Pero los mercados no reaccionaron como se esperaba a ese intento por quitar dramatismo a la situación y el miércoles, día en el que habló el dirigente ruso, la bolsa cayó un 4,4%.

Pero Moscú podría ir mucho más allá. Según el Financial Times, el Kremlin está barajando la posibilidad de utilizar dinero del sistema de pensiones para apoyar al sistema financiero si fuera necesario, medida que llama la atención en un país donde gran parte de la población vive bajo los umbrales de la pobreza.

Otras razones

Si bien es cierto que la crisis de Georgia ha agravado la mala situación en Rusia , ésta viene arrastrándose desde mayo, cuando los mercados emergentes empezaron a notar cómo el capital extranjero les abandonaba en busca de mercados más interesantes, como el norteamericano, que con un dólar más barato se ha vuelto más atractivo. Además, el conflicto en Osetia del Sur y Abjasia ha coincidido con una caída del precio del petróleo, principal fuente de riqueza de Rusia .

Entre las causas de la actual situación, los expertos también apuntan a la escasa capacidad del Gobierno para garantizar un adecuado clima para el desarrollo de negocios privados. Así, según la última edición del informe del Banco Mundial Doing Business, en el plazo de un año Rusia bajó nada menos que ocho escalones, colocándose en el puesto 120 en la lista de 181 países, que recoge a las zonas más y menos favorables para el universo de los negocios.

De seguir así, la obsesión del tándem Medvedev-Putin por dar a Rusia un papel más preponderante en el orden internacional, puede salirles muy muy caro.

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