Economía

Los tipos de interés negativos dejan a los bancos centrales casi sin munición

Tanto Japón como la eurozona buscan reactivar el crecimiento con esta medida

En el enrevesado mundo de la política monetaria, los banqueros centrales han hecho gala de una nueva moda con la implantación de tipos de interés negativos sobre sus depósitos. Una medida polémica que busca reavivar el comatoso crecimiento económico que lastra a países como Japón y la Eurozona. Si el Riksbank sueco dio el pistoletazo de salida a esta táctica allá por julio de 2009, otros como el Nationalbank de Dinamarca o el propio Banco Central Europeo han seguido una estela que a día de hoy no genera resultados concretos.

?Las consecuencias registradas por los cinco bancos centrales que han establecido tasas de interés negativas reflejan que el coste hasta el momento no parece significativo?, reconoce Ryan Sweet, analista de Moody´s Analytics. Sin embargo, ?los beneficios no han sido impresionantes?, añade mientras sugiere que todavía es pronto para determinar la ?eficacia? de una de las últimas balas en la recámara de Mario Draghi o Haruhiko Kuroda.

Quizás es temprano para dictar sentencia, pero lo cierto es que más de 26 billones de dólares en deuda pública cotizan en estos momentos con una rentabilidad por debajo de 1 por ciento y alrededor de 7 billones de dólares en bonos públicos generan un retorno negativo.

?Las pérdidas derivadas de los tipos de interés negativos generan pérdidas de capital no ganancias?, afirmaba a bombo y platillo, Bill Gross, el gurú de la renta fija y ahora gestor en Janus Capital. ?Las políticas consistentes en compras de activos o tipos negativos tienen todavía que demostrar su éxito, de lo contrario nos estamos quedando sin tiempo?, advertía. Una llamada de atención que refleja los contras de una política que ha posicionado al BCE o al Banco de Japón en territorio comanche. ?Los tipos de interés negativos se pueden comer los beneficios bancarios?, estima Sweet, quien indica que si ese coste se traslada al consumidor ?estos tendrán un incentivo para acumular su efectivo en el colchón?.

Efectos adversos ya se notan

En el caso de los pioneros en esta clase de medidas, como Suecia, las contraindicaciones de esta medicina ya se han dejan notar. Kathrin Muehlbronner, vicepresidenta de la agencia de rating Moody´s (no confundir con Moody´s Analytics) avisaba recientemente que la economía sueca corre el riesgo de enfrentar una burbuja de activos ?insostenible?, dado el rápido incremento de los precios de la vivienda así como el crecimiento de los créditos hipotecarios. Aunque los suecos cuentan con un elevado nivel de activos financieros, la rentabilidad de estos se encuentra bajo presión dado que el banco central mantiene los tipos en el -0,5 por ciento.

Aún así, desde el Fondo Monetario Internacional (FMI), su directora Gerente, Christine Lagarde considera que los beneficios de los tipos de interés negativos son necesarios en estos momentos para la economía mundial. ?Si no tuviéramos esta alternativa, estaríamos en una situación mucho peor donde la inflación sería más baja y el crecimiento económico menor?, apuntó Lagarde durante una entrevista con el canal Bloomberg donde incidió, además, en que ?es bueno que se hayan implementado? esta clase de iniciativas ?dadas las circunstancias?.

Un punto de vista que Sweet y su compañero, Mark Zandi, economista jefe de Moody´s Analytics, no terminan de compartir. ?Esta política no ha contado con demasiado éxito a la hora de frenar la apreciación de ciertas divisas?, señalaron durante una reciente conferencia donde se analizaron los pros y contras de llevar los tipos a terreno negativo en la economía. Al respecto citaron el hecho de que el franco suizo es ahora más caro que cuando el banco central del país implantó esta medida allá por diciembre del año 2014.

En el caso nipón, el yen se ha apreciado contra el dólar desde el pasado mes de enero. ?La falta de un impacto significativo en los tipos de cambio implica que el impacto de esta política en la inflación es limitada?, indicó Sweet. En el caso de la eurozona, Moody´s Analytics considera que el efecto de los tipos negativos es mixto, si bien constatan que la medida ha impulsado de forma limitada el acceso al crédito de los consumidores y empresas no financieras.

?La opción de usar tipos negativos ha supuesto que muchos consideren que los bancos centrales están desesperados y quedándose sin munición?, sentencia Zandi, quien compara esta situación con el cuento de Alicia en el País de las Maravillas, de Lewis Carroll. Desde su punto de vista, esta clase de recetas son bastante peligrosas, en la medida en que, si no son efectivas ?minan la confianza? no sólo de los mercados en particular, sino también de los consumidores en general. ?Si esto llegase a ocurrir, los bancos centrales perderían toda la credibilidad que les queda?, señaló el economista jefe de Moody´s Anlytics.

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