Economía

Confianza e inversión ya se resienten tras 100 días sin Gobierno

En la película Sopa de Ganso, los hermanos Marx narran la historia de Freedonia, un país dirigido por gestores oportunistas. Una exaltación de la política absurda donde la incompetencia y el desorden progresan en la misma proporción en la que se acentúa el conflicto con el país vecino -y sin embargo enemigo-. La nefasta capacidad de unos y otros terminarán por convertir Freedonia en un Estado en el que reina la más absoluta anarquía.

El próximo martes 29 de marzo se cumplen cien días desde que los españoles votaron en las lecciones generales del 20 de diciembre de 2015. Y la vida sigue sin Gobierno. En medio de posturas irreconciliables, veto sobre veto, y con la cuestión nacionalista como moneda de negociación entre los que apuestan por el derecho a decidir de Cataluña y los que defienden la unidad de la soberanía nacional. Todo ello, aliñado con guerras internas entre partidos, disputas de liderazgo, tiras y aflojas por sillones y constantes escándalos de corrupción.

Aunque la gobernabilidad en España está garantizada por el Ejecutivo en funciones y con los Presupuestos aprobados, las instituciones están maniatadas para adoptar decisiones de calado. La posición de piloto automático del país ya se deja notar en las decisiones de consumo e inversión, y más ante la posibilidad de que el impasse se prolongue más allá del mes de junio por la repetición de elecciones.

Organismos como la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) ya alertan del estancamiento de la inversión en bienes de equipo, un indicador de que las empresas son ahora más prudentes en sus planes de expansión en el corto plazo. Así, mientras la formación bruta de capital fijo subía al 2 por ciento trimestral en los últimos meses de 2015, la AIReF pronostica que apenas crecerá entre el 0,2 y el 0,3% en la primera mitad de 2016.

Desinversiones

Respecto a la inversión extranjera en España, aunque oficialmente el Gobierno cree que "hay que esperar" para saber si la actual incertidumbre política puede estar afectando al proceso inversor, fuentes cercanas al departamento de Economía reconocen que los dos primeros meses del año han dejado más desinversión de la esperada y que se están retrasando algunas operaciones de capital extranjero.

También se resiente la confianza del consumidor, que cae un 11% en lo que va de año y se sitúa por debajo de los niveles registrados durante todo 2015.

A ello se suma el previsible incumplimiento del déficit, que obligará a ajustes adicionales. La implementación de esas medidas se enfrenta al actual contexto político, que no ofrece certezas sobre el entorno regulatorio, fiscal e institucional.

Los ciclos trimestrales que miden la contabilidad nacional y las experiencias previas apuntan que un parón en el normal funcionamiento de un país se nota en la economía a partir de un periodo comprendido entre los tres y los seis meses. En el caso español, sin embargo, ya se atisban los primeros signos, porque ese impasse se remonta en realidad más atrás, como apunta el profesor del IEB Miguel Ángel Bernal: "En nuestro caso el parón viene desde más atrás, porque las citas electorales de 2015 ya pospusieron la toma de determinadas decisiones", explica.

En este contexto, si en algo parecen estar de acuerdo los analistas es en moderar las previsiones de crecimiento para España, que ya se han reducido alrededor de medio punto.

Esa es la previsión, por ejemplo, de Funcas, que recientemente rebajó una décima la previsión de crecimiento de la economía doméstica en 2016, que sitúa ahora en el 2,7%, por el menor crecimiento de la economía mundial, pero también como consecuencia de ?la incertidumbre política interna?.

Indicadores más sensibles

Tras casi cien días sin Gobierno, la confianza del consumidor español cayó en febrero por segundo mes consecutivo y se ha reducido en doce puntos en lo que va de 2016. El nivel actual, de 95,2 puntos, es similar al de finales de 2014. El dato no es baladí, más si tenemos en cuenta que la confianza del consumidor afecta de forma directa a la inversión y al consumo privado, principales motores en estos momentos de la economía española.

De hecho, desde Funcas calculan que la demanda nacional (consumo público, privado e inversiones) crezca un 2,9 por ciento. Teniendo en cuenta que el consenso espera un crecimiento del PIB del 2,7% para este año, de cumplirse las estimaciones el sector exterior (saldo entre exportaciones e importaciones) detraerá dos décimas de crecimiento económico.

El ritmo de expansión de la actividad del sector servicios español se ralentizó también por tercer mes consecutivo en febrero, según el índice PMI, que bajó a 54,1 puntos desde 54,6 del mes anterior, lo que supone su peor lectura desde noviembre de 2014.

Moderación, igualmente, en la industria. El Índice General de Producción Industrial (IPI) aumentó un 0,7% en tasa anual en enero. Ahora bien, este avance fue mucho más moderado que el de noviembre (6,1%) y diciembre (3,5%).

Precisamente la caída del IPI ha sido determinante en la revisión a la baja de crecimiento de la economía por parte de la AIReF, que advierte de que la moderación de este índice está íntimamente relacionada con un estancamiento en la inversión.

El parón también parece afectar al sector inmobiliario, que sufrió en enero su primer frenazo tras 16 meses consecutivos de subida.

La industria se modera

Esta misma semana conocíamos una serie de indicadores que apuntaban un cambio de signo. La cifra de negocios de la industria bajó un 2,6% el pasado mes de enero respecto al mismo mes de 2015, mientras que las entradas de pedidos del sector retrocedieron un 1,1%, casi cinco puntos menos que la de diciembre de 2015, según los datos del INE. Así, tanto la facturación de la industria como los pedidos volvieron en enero a tasas negativas, después de haber registrado alzas interanuales en los dos meses anteriores.

Respecto al empleo, si bien los datos siguen siendo positivos, hay señales que pueden estar anticipando un cambio de tendencia. En concreto, la afiliación a la Seguridad Social se ha desacelerado en febrero hasta el 3 por ciento, dos décimas menos que en el mes de enero. Si lo comparamos con las cifras registradas un año antes, febrero registró 63.355 afiliados a la Seguridad Social, frente a los 96.910 del segundo mes de 2015.

Más avisos

Desde BBVA, en su último informe Situación España ya se advertía de que si la interinidad del Gobierno se prolongase seis meses, la tasa de crecimiento del PIB se reduciría en medio punto este año (hasta el 2,2%) y en 1,3 puntos en 2017, dejando en la mitad, el 1,4%, la tasa de crecimiento prevista. La entidad también recoge un dato revelador: la incertidumbre sobre la política económica española alcanzó el pasado enero su nivel más alto desde la polémica suscitada por la participación de España en la invasión de Irak, en 2003.

Cálculos parecidos llegan desde fuera. La agencia de calificación Fitch considera que los crecimientos trimestrales del 0,8% registrados en 2015 son hoy por hoy irrepetibles. Por contra, apuesta que no pasará del 0,6% a partir del actual primer trimestre de 2016 y que sólo lo hará en 0,5% en el segundo.

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