Los líderes políticos españoles abandonaron ayer sus contiendas habituales para reflejar unidad frente al acto terrorista que azotó Bélgica. Primero, a través de las palabras, con el presidente en funciones, Mariano Rajoy, y el líder de la oposición, Pedro Sánchez, pidiendo actuar "juntos" para frenar la amenaza terrorista. Y después, con hechos, por la reunión del Pacto Antiyihadista que en la tarde de ayer decidió mantener el nivel de alerta antiterrorista en el 4 -medio alto-, pero con un refuerzo de la seguridad en los aeropuertos por el periodo vacacional de Semana Santa.
Incluso Podemos, que no firmó el pasado año este pacto, pidió a través de su líder Pablo Iglesias "unidad de todas las fuerzas políticas", algo que Rajoy, desde Ayamonte, agradeció. Durante todo el día la comunicación institucional funcionó y así lo reconocieron fuentes del Gobierno en funciones y del resto de partidos, que estuvieron puntualmente informados por Rajoy y por la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría. Más aún cuando se supo, a través del ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, que cuatro españoles habían resultado heridos en la acción de Daesh en la capital belga.
Fuera de España, una ola de solidaridad recorrió toda Europa. Desde Italia, donde Federica Mogherini, alta representante de la Unión para Asuntos Exteriores, rompió a llorar en una comparecencia; hasta Francia, donde el presidente Francoise Hollande exhibió una gran indignación por la nueva acción de Daesh, las reacciones a la matanza de Bruselas se sacudieron sin cesar.
Respuesta unitaria
Hollande fue el más incisivo a la hora de pedir una "respuesta internacional" frente a la amenaza terrorista. Lejos quedaron los tiempos en los que el dirigente francés, casi en solitario, encabezó la ofensiva contra Al Qaeda en el desierto del Sahel (África). Hoy, Hollande es casi una autoridad moral en la lucha contra el terrorismo, más aún después de que París haya sido protagonista de dos de los atentados más graves que ha vivido Europa: el cometido en el semanario satírico Charlie Hebdo y el de la sala Bataclán en noviembre.
En ese sentido, Hollande recibió el apoyo del primer ministro italiano, Matteo Renzi, quien tras recordar a las víctimas y expresar la "solidaridad" de su país con el pueblo belga, también incidió en el hecho de que Europa debe dotarse, cuanto antes, de un programa de seguridad y defensa "que no conozca fronteras y trabaje sin descanso".
La canciller alemana, Angela Merkel; el primer ministro británico, David Cameron; y el presidente griego, Alexis Tsipras, también reflejaron el "dolor" de sus países por las acciones terroristas y se pusieron "a disposición" del primer ministro belga, Charles Michel. Tsipras, que vive en primera persona el drama humanitario de los refugiados en las costas helenas, pidió a los eurolíderes "no permitir miedo, odio religioso y racismo en Europa".
El presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, recordó que no solo Bruselas fue atacada ayer. "Han golpeado a Bélgica, pero toda Europa ha sido el objetivo", razonó, pidiendo que los Veintiocho "permanezcan unidos".
Desde Cuba, y en medio de una histórica visita de Estado, el presidente de EEUU Barack Obama incidió en la necesidad de que las democracias "trabajen juntas, independientemente de nacionalidades, razas y religiones, para combatir la lacra del terrorismo". A su juicio, el ISIS se ha convertido "en una amenaza para la seguridad del mundo".
Los ultras, contra Schengen
La unidad que exhibieron los líderes políticos de medio mundo fue rota por los representantes de los partidos extremistas, especialmente en Europa. El drama de los refugiados y el terrorismo están alimentando su discurso y engordando su bolsa de votantes. Marine Le Pen, líder del Frente Nacional francés, condenó el atentado, pero pasó a reclamar con celeridad "el cierre inmediato de las fronteras" entre Francia y Bélgica.
Palabras parecidas pronunciaron líderes de los británicos de Ukip, que achacaron el ataque "a la política de puertas abiertas" de Europa y al Acuerdo de Schengen; y del AFD alemán, que hace poco más de una semana desangró a la CDU de Merkel en varias elecciones regionales.
Las declaraciones más extemporáneas llegaron, sin embargo, del otro lado del Atlántico. El candidato para la nominación republicana a la Casa Blanca, Donald Trump, recordó "lo bonita y segura" que era Bruselas antes, y prometió "máxima dureza" con los terroristas si es presidente. Trump llegó incluso a explicitar los métodos de tortura que permitiría contra ellos.